El Reino Unido crea un teléfono para maestros desanimados
Hace cuatro años, un 4% de los 450.000 profesores de primaria y secundaria en ejercicio censados en Inglaterra y Gales padecía estrés y depresión. En 1998, una cuarta parte de los primeros y un tercio de los segundos abandonó la carrera antes de que concluyera el curso académico. Abocado a llenar las aulas con sustitutos que le cuestan al año unos 4.500 millones de pesetas, el Gobierno británico ha decidido ofrecer apoyo y consuelo a sus desanimados maestros nacionales. Para ello ha abierto Teacherline, un servicio telefónico gratuito al que pueden recurrir cuando necesiten una voz amiga.Organizado por una asociación benéfica especializada en ayudar a los docentes en el Reino Unido, el servicio es atendido por terapeutas diplomados, en su mayoría antiguos maestros. El Ministerio de Educación, que lo ha presentado como un "valioso refuerzo moral", ha invertido en el proyecto 50 millones de pesetas. Buena parte de los 15.000 profesionales que piensa confortar al año duda que este desahogo sea suficiente.
La propia Asociación de Profesores de Colegio y Universidad cuenta con una línea telefónica parecida, y reconoce que ojalá no tuviera tanto éxito. Con el millar de llamadas anuales que recibe ha esbozado el perfil de un docente ansioso y, sobre todo, desbordado por sus obligaciones administrativas. Algo que Judith Hubmann, profesora de primaria de 52 años, y su colega Chris Rayner, de la misma edad y tarea, conocen bien. "Trabajaba 50 horas semanales, sábados y domingos incluidos, y no daba abasto. Yo quería enseñar no asistir a reuniones", asegura la primera. "Cuando me di cuenta de que ni siquiera sabía los nombres de todos los niños de mi clase, comprendí que algo iba muy mal", añade el otro. Ambos han pedido una jubilación anticipada.
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