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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Misoginia

Yo tampoco puedo, al igual que Carmelo Núñez Sanz, de Madrid, ocultar mi asombro porque ni él mismo ni ningún otro crítico de cine haya visto en Eyes wide shut la película que yo he visto: una de las películas más furiosamente misóginas que se han estrenado en los últimos tiempos.Vayamos por partes: se supone que es una película que trata sobre la fidelidad conyugal. Para Kubric, al igual que, supongo, para muchos otros hombres (podría mencionar también la película Celos), es lo mismo una fantasía erótica que tiene la mujer en un sueño que irse de putas y de orgía. Mientras, ella no hace otra cosa que dormir y ocuparse de la niña. Lo cual no es extraño, porque, a lo largo de toda la película, ellas no intentan otra cosa que hacer realidad las fantasías sexuales de los hombres.

Todas las mujeres que aparecen en la película son putas. Unas porque cobran y otras porque son como si fueran putas. Recordemos la rica heredera que, llevada por un extraño furor uterino, se lanza sobre el protagonista con su padre de cuerpo presente en la habitación y con su novio a punto de llegar. También la esposa es infiel aunque sea en sueños. Las mujeres que manifiestan deseo por su cuenta son infieles y ponen en peligro a los hombres que confían en ellas. Aparecen únicamente como objeto de deseo y, a la vez que se usa se desprecia, no importa que sean asesinadas, no eran más que putas. Las mujeres no tienen sexualidad, ni deseo más allá del que les conduce: o

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bien a ser usadas por los hombres o bien a engañarles. No tienen rostro, sólo cuerpo, no tienen nombre: se refieren a ellas como "la puta ésa" o "la de las tetas grandes". Aparecen siempre desnudas, mientras que ellos aparecen siempre vestidos, ¡incluso en medio de una orgía!, no vaya a ser que puedan ser también tomados como objeto de deseo de las mujeres o de otros hombres.

Mujeres desnudas que andan sobre altísimos tacones, lesbianismo para consumo erótico de los hombres heterosexuales, prostitutas de la calle que son como modelos y que estudian sociología, que luego, además, se resisten a cobrar... En fin, porno blando, que no es otra cosa que la fantasía erótica de un hombre al que no parece gustarle mucho que las mujeres hayamos luchado y estemos consiguiendo ser otra cosa que meros receptáculos de las fantasías y de las prácticas sexuales masculinas.

¿Que nadie haya visto esta película tendrá que ver con el hecho de que todos los críticos de cine son hombres?- .

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