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Tribuna
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Las conmemoraciones de Octubre

Estos primeros días de octubre nos han traído a los valencianos dos conmemoraciones. Una, de larga tradición histórica y de celebración consuetudinaria y que celebramos hoy: el recuerdo del día en que el rey Jaume I conquistó Valencia, un 9 de Octubre del año 1.238. Una fecha cuya conmemoración, si ustedes me lo permiten, ha servido igual para un roto que para un descosido. Una conmemoración a la que se han apuntado tanto "tirios" como "troyanos" a lo largo de nuestra historia reciente. Me refiero a nuestra historia de los últimos sesenta años (1939/99). Porque, ¿qué celebramos, en definitiva, el 9 de Octubre? Los lectores de un periódico madrileño que el jueves pasado publicaba un suplemento dedicado a la Comunidad Valenciana, con motivo del 9 de Octubre, pudieron leer en el mismo lo siguiente: "Esta tierra de la que el pueblo valenciano se siente orgulloso, es la imagen que intentamos trasladar en su día nacional (la cursiva es mía), con el afán de que sea una realidad más conocida. Y como consecuencia, más amada". El artículo viene firmado por el responsable de la edición valenciana del citado periódico de Madrid. La cosa resulta divertida. Se da a entender a los lectores foráneos que la Comunidad Valenciana celebra, hoy, su día nacional. ¡Hombre, no está mal! Que el periódico al cual el presidente Zaplana ha favorecido con la concesión de un par de emisoras de FM, pregone a los cuatro vientos que los valencianos celebramos, hoy, nuestro día nacional, resulta conmovedor. Me pregunto si los representantes del Ayuntamiento de Valencia que hoy tengan el honor de llevar la "senyera" en la procesión cívica que se dirigirá al parterre a ofrecer rendimiento y pleitesía ante la estatua del rey don Jaime, los demás miembros de la corporación municipal y el vecindario acompañante en general serán conscientes de que, como dice el diario madrileño, están celebrando el día nacional de los valencianos. Y si es así ¿qué entienden por nacional? ¿Somos, de verdad, una nación? Que un periódico del entorno ideológico del presidente Zaplana y -¿por qué no?- de doña Rita Barberá, informe a sus lectores que los valencianos celebramos hoy nuestro día nacional es una maravilla. Luego resulta, que la "senyera" que portarán en procesión nuestros ediles valencianos, como seña de identidad nuestra es aquella que el general Franco, el día 3 de mayo de 1939, dijo "que la guardaría como una reliquia" cuando el alcalde de Valencia, el barón de Cárcer, le ofreció una reproducción de la misma, tras el primer desfile de la Victoria después del 1 de abril de 1939, que se celebró en Valencia, no en Madrid. El celebrado el 19 del mismo mes, en Madrid, fue el segundo desfile conmemorativo de la victoria franquista. Los valencianos tuvimos el honor de que fuese Valencia el primer lugar donde acudió el general Franco, al mes de terminada la guerra, para celebrar su victoria. Luego sería Madrid.La otra conmemoración que hemos celebrado estos días ha sido la de los 500 años de la fundación de nuestra Universitat de València, de nuestro Estudi General. Esto ya es harina de otro costal. Para esta señalada fecha, el equipo rector de nuestra Universitat nos ha regalado con el ofrecimiento a los valencianos del viejo edificio del carrer de la Nau, debidamente restaurado y remodelado, en donde se ha celebrado, solemnemente, la inauguración del curso académico 1999-2000.

El rector Pedro Ruiz, en su discurso, reclamó, una vez más, la tan necesaria autonomía para la Universitat. Autonomía frente al poder político para que la universidad, las universidades en general, "puedan replantearse los sistemas de representación de toma de decisiones y de gestión, pero sin perder la democracia interna y ganando calidad y adaptación". Esta referencia a la autonomía universitaria por parte del rector Ruiz no ha gustado en algún medio periodístico valenciano cuya redactora responsable de la información del acto, conocida por su fobia reaccionaria, calificó el discurso del rector de "insulso" y "vacío de palabras". ¡Qué le vamos a hacer!

En todo caso, el acto de la Universidat, como todos los programados con motivo de lo 500 años de su fundación, fue una muestra de la precupación del rectorado por situar la Universitat de València al más alto nivel intelectual y social. Fue un acto al que uno, desgraciadamente, no pudo asistir pero que, desde la distancia, le ha servido para rememorar aquel momento en que hace exactamente ahora 53 años, entró por primera vez en el viejo edificio universitario de la Nau a recibir las clases que en la Facultad de Filosofía y Letras impartían los profesores Alcayde Vilar, Ballesteros Gaibrois, Sánches Castañer... Este último, por cierto, el primero que, después de la guerra, utilizó el Teatro Romano de Sagunto para representaciones escénicas. Fue un precursor del actual Sagunt a Escena. En fin, que nos hacemos viejos.

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