Maragall recuerda que la sombra de Javier de la Rosa aún planea sobre la Generalitat
Los socialistas e Iniciativa-Verds han subido el tono de sus críticas a Convergència i Unió hurgando en el amiguismo, el clientelismo y la corrupción que, en su opinión, ha enmascarado la gestión del Gobierno de Pujol. El candidato socialista, Pasqual Maragall, recordó ayer los vínculos que tuvo el Gobierno de Pujol con el financiero Javier de la Rosa y dijo que "las sombras" de estas relaciones aún planean sobre la Generalitat. Por su parte, Rafael Ribó, candidato de IC-V, denunció el "clientelismo" que CiU ha introducido en la Administración pública.
En un almuerzo en Figueres (Girona) con profesionales y representantes de entidades de la comarca del Alt Empordá, Maragall dijo que CiU sacrificó "todo un gobierno, todas unas prioridades de gobierno, toda una manera de hacer, y toda una ética de los negocios, a este empresario, a su filosofía, a su imagen y a sus sombras, que aún planean sobre el gobierno de Cataluña".Sin mencionar en ningún momento el nombre de De la Rosa, encarcelado por los casos Torras-Kio y Grand Tibidabo, Maragall recordó que la Generalitat le convirtió en el "empresario modélico del país" y añadió que después, cuando empezaron sus problemas judiciales, el Gobierno de Pujol "se lo sacó de encima" porque "molestaba". En alusión a las reiteradas amenazas de De la Rosa de que algún día tirará de la manta, Maragall dijo: "Este señor siempre va diciendo que dirá, dirá y dirá, y no dice nunca nada. No sé qué debe pasar".
[Pujol respondió ayer a estas alusiones de Maragall señalando: "Hace cuatro o cinco campañas que estos candidatos que no ganan en las urnas hacen campañas de este tipo, que se deshacen como un azucarillo en un vaso de agua, informa Europa Press].
Por la noche, en un acto con deportistas y dirigentes del deporte catalán, el candidato socialista defendió que haya una "federalización" real del deporte español, pero con "una absoluta lealtad" del deporte catalán a las estructuras deportivas estatales españolas y europeas. Maragall no hizo ninguna mención a la creación de selecciones catalanas, aprobada por ley el pasado julio, con el voto favorable del PSC.
Al igual que Maragall, el candidato de IC-V, Rafael Ribó, centró ayer su campaña electoral en sacar a relucir los trapos sucios de CiU, como hizo ya el sábado en Girona, donde acusó a la familia de Pujol y a su entorno de haber "chupado" de la Generalitat para su beneficio económico.
Ayer, en un encuentro con representantes sindicales de la Mesa General de la Función Pública, Ribó se comprometió a acabar con el "clientelismo escandaloso" que CiU ha introducido en la administración pública. El candidato ecosocialista propuso la elaboración de una nueva ley de la función pública para que el acceso a esta profesión se haga "a partir de la formación y las capacidades del aspirante y no a través de unas oposiciones anacrónicas, del amiguismo y de las influencias según el color del carné de partido".
Ribó recordó que el 80% de los altos cargos de la administración catalana tienen carnet de Convergència o de Unió. Ribó citó el caso de Sant Pere de Torelló y la desaparición de documentos relativos al Consorcio de Promoción Turística, en los que, según el candidato, "CiU implicó a funcionarios en trapicheos para solucionar problemas particulares". El primer caso relativo a una operación inmobiliaria, le costó el cargo a uno de los delfines de Pujol, el entonces consejero de Política Territorial, Josep Maria Cullell.En el segundo caso, el Consorcio, que depende de la Generalitat, presentaba en su contabilidad facturas multimillonarias por servicios que se consideraron superfluos y que investiga la fiscalía de Cataluña por si hubo malversación de fondos.
En el blanco de los abusos de poder de CiU también ha lanzado sus dardos el líder republicano Josep Lluís Carod Rovira. El domingo, acusó a los dirigentes de CiU de basar su actuación política en Madrid en defender "la nómina de sus familiares y amigos, a los que tiene colocados en empresas públicas o privatizadas". Entre los consejeros de empresas públicas colocados por Pujol figuran Rafael Español (Endesa), Carles Vilarrubí, (Telefónica)y Joan Hortalà, (Fecsa).
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