El peaje AGUSTÍ FANCELLI
Como los deportes, también hay actos electorales de riesgo. Ayer tarde el líder de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira, protagonizó uno de ellos. Se plantó en el peaje de Martorell para animar la campaña Catalunya lliure de peatges!, marca registrada desde hace tiempo por su formación política. El riesgo no consiste tanto en que te atropellen, que también, como en que los conductores a los que pretendes aleccionar no te hagan el más mínimo caso, con lo cual la toma para el telediario de la noche puede quedar en nada. Pero los muchachos de ERC son gatos viejos en estas lides. Por ejemplo, saben que hay que evitar la vía manual y ponerse en la automática, pues los conductores que utilizan esta vía con la Visa en la mano se muestran mucho más confiados que los otros. No advertido al principio de este extremo, Carod pescaba francamente poco en el carril manual, el cual, además, es el que utilizan los camioneros, gente poco receptiva al rollo político cuando está en la faena, y menos aquel fornido chófer vestido con un Fred Perry ribeteado con la banderita española, al que el líder republicano optó sabiamente por no acercarse. Ya situado en el carril de pago automático por consejo de sus asesores, Carod hubo de hacer frente a una nueva adversidad: la poca disponibilidad del viajero de día laborable a ser retratado públicamente. Varios vehículos efectuaron vistosos cambios de carril para evitar el asalto de los micrófonos y las cámaras. Pero el candidato supo solucionar el problema a tiempo: adelantándose ágilmente a los informadores, abordaba a los conductores de sopetón, antes de que éstos pudieran apercibirse de que se habían convertido en epicentro de la noticia. La operación dio resultado unas cinco o seis veces. En una de ellas Carod se topó con Josep Abelló, ex alcalde socialista de Reus, al que le espetó: "No queremos los peajes que vosotros pusisteis y que Convergència se encarga de cobrar". En realidad, ningún periodista oyó a Carod pronunciar la frase. Fue él mismo quien se encargó de repetirla una y otra vez para que a nadie se le escapara. Y es que estos políticos son una maravilla: te dan hecho el titular y hasta el color humano de las crónicas. ¿Puede pedirse más?
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