Reconciliación
Me refiero a la columna habitual de don Eduardo Haro Tecglen, Visto y Oído, del 16 de septiembre de 1999, referente al voto negativo del grupo parlamentario del PP en el Congreso de los Diputados: viene a decir más o menos, entre otras cosas, que los únicos que optaron de verdad por la reconciliación nacional fueron los que perdieron la guerra, es decir, la gente de izquierda, como Santiago Carrillo o Felipe González, hablando de dirigentes, que a la derecha ganadora ni le interesó ni le interesa dar su brazo a torcer, reconociendo que los cuarenta años de dictadura fascista de Franco tuvieron su origen en el levantamiento militar-fascista contra el legítimo Gobierno de la República. En este sentido, reconociendo en casi todo que la razón asiste al señor Haro, quiero hacer el matiz de que, si no se hubiera aceptado en su día la política de reconciliación por parte de un sector importante de la derecha, no hubiera sido posible lo que hoy tenemos.Al menos ése es mi convencimiento al recordar toda una serie de acontecimientos acaecidos desde que el pleno del Comité Central del PCE, dirigido por Santiago Carrillo, aprobó la política de reconciliación nacional; que si en primer momento contó con el rechazo tanto de los franquistas como de las demás fuerzas de oposición, se fue abriendo camino y fue aceptado por el Gobierno de Adolfo Suárez, antes de transformarse en UCD. Es cierto que hubo también un sector muy importante de la derecha, representado por la AP de Fraga, y "los siete magníficos", que jamás estuvieron de acuerdo con la reconciliación -pero que quedaron en aquella primera ocasión en franca derrota, me refiero a las primeras elecciones de 1977-, y que, según todos los indicios, es la que "parte el bacalao", según se desprende de los hechos.- .
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