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El tenor Enrique Viana graba un disco dedicado a Donizetti

El belcanto contraataca. Enrique Viana acaba de grabar su primer disco íntegramente volcado en Donizetti. Tenor a contracorriente, al margen de los cantantes en serie y de las carreras estandarizadas, Viana hace lo que le apetece, que no es otra cosa que una dedicación enfervorizada al belcanto y, en especial, a Donizetti. Así, en el disco que ayer se presentó en Crisol, editado por el sello artesanal Calando, hay fragmentos de La favorita, La hija del regimiento, Linda de Chamounix, Marino Falliero, Los mártires, Don Sebastián, La Regina y Golconda y Pía di Tolomei, con sus recitativos, arias y cabalettas y sin ningún tipo de cortapisas.Viana es un tenor maldito, pero goza también de un grupo de incondicionales que le siguen como si fuera el único cantante superviviente de un naufragio colectivo. Al acto de ayer asistieron desde Rosa Kraus, hija del gran Alfredo (ovación de gala), hasta Javier Solana, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, Ángeles Chamorro, Rosa Torres Pardo, Iñaki Gabilondo, el gran especialista belcantista Fernando Fraga, Hermann Tertsch, Arnoldo Liberman, José Luis Martínez, Javier Roca y un largo etcétera. Los discos que estaban a la venta -un centenar- se agotaron en un abrir y cerrar de ojos.

Blas Matamoro, director de Cuadernos Hispanoamericanos, abrió el acto con un aire borgiano verdaderamente cautivador. Habló del origen y la aportación madrileño-sevillana al concepto del tenor belcantista, disertó sobre la cultura de las voces agudas y sobre los tenores, "sucedáneos ortopédicos" en un principio de los castrati y base fundamental de la expansión del arte lírico en el XIX y parte del XX por la sobrenaturalidad de sus registros. A Viana le situó como uno de los raros herederos de una corriente histórica en extinción.

Manuel Burgueras, pianista del disco, incidió en la singularidad como cantante y como persona de Viana, y el tenor, en una disertación llena de emotividad, sin ningún tipo de triunfalismo ni de pedantería, habló más de sus limitaciones y manías que de sus logros artísticos. Fue la lección de humildad de una voz irregular que, cuando se encuentra a gusto, suena completamente irresistible.

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