"Turquía es un problema europeo, no griego"
ENVIADO ESPECIALHijo y nieto de primer ministro, Giorgos Papandreu, de 47 años, tiene en sus manos la oportunidad de reescribir los libros de historia, de protagonizar la reconciliación de Grecia con su viejo enemigo, Turquía. Tal vez el político griego más popular en la actualidad, Giorgos Papandreu accedió el pasado febrero a la jefatura de la diplomacia helena tras la caída de Theodoros Pangalos por el bochornoso espectáculo nacional que supuso la detención por fuerzas turcas del líder kurdo Abdalá Ocalan. Y desde ese momento dedicó sus energías a reorientar la política exterior de su país, tanto ganándose la confianza de sus socios europeos -guerra de Kosovo incluida- como desbloqueando las relaciones con Turquía, su rival en la OTAN.
Su política tuvo un refrendo insólito: la corriente de solidaridad que se estableció entre los dos países tras los terremotos de los meses pasados. Grecia levantó su veto a la ayuda financiera europea a Ankara y abrió el camino a la candidatura de Turquía a la Unión Europea (UE). Comenzaba un baile diplomático, cuyo penúltimo escenario ha sido la Asamblea General de la ONU, con todas las cartas sobre la mesa: Chipre, la disputa por las islas del Egeo y, en general, la seguridad de todo el Mediterráneo oriental. Un nuevo contexto internacional en el que Papandreu -que visita hoy Estambul- tiene una cosa muy clara: "Crear estabilidad en la región es de vital importancia para Grecia".
Pregunta.¿Ha dejado Turquía de ser una amenaza para Grecia? Respuesta.Confiamos en que después de los últimos acontecimientos, que han mostrado la solidaridad entre los dos pueblos, sea también el inicio de un diálogo sobre varios temas de interés común y que podamos superar una era de enfrentamiento. P. Grecia ha hablado de entregar a Turquía un mapa de ruta para su futura incorporación a la UE. ¿En qué consiste?
R. Creemos que debe haber un compromiso de responsabilidad por ambas partes. Cuándo llegará Turquía a ser candidata no es una cuestión fácil. Todo el proceso de llegar a ser candidato consiste en avanzar en las relaciones que implican los asuntos de la Unión Europea y en asumir la responsabilidad de prepararse para las negociaciones. Es decir, en ser capaz de cumplir con los criterios que la UE ha establecido para que la estabilidad, la democracia y la prosperidad florezcan en Europa. Y todo esto tiene que ver con los derechos humanos, con las instituciones democráticas, con las buenas relaciones con los países vecinos, tratando los problemas con medios legales o pacíficos, no por medios militares. Y si esto se aplica a todos los demás países candidatos, también se aplicará a Turquía. Esto es lo que entendemos como un mapa de ruta, que supone un diálogo con Turquía durante el periodo entre su candidatura a la UE y el inicio de las negociaciones.
P. ¿Cómo afectará a Chipre? Se habla de un nuevo plan norteamericano para la isla.
R. Bueno, no he visto el plan americano. He leído sobre él en los periódicos, por lo que me es difícil pronunciarme, pero sí vemos que se está dando un nuevo impulso por parte de Estados Unidos y de los países europeos, al que damos la bienvenida, porque creemos que en el contexto europeo no podemos seguir dividiendo ciudades con muros de Berlín, Nicosia en este caso. Creo que si griegos y turcos pueden vivir fácilmente juntos en la Europa de mañana, ¿por qué no empezar por Chipre, donde estamos puerta con puerta? Han pasado 25 años, existe una nueva generación de ciudadanos tanto en la comunidad grecochipriota como en la turcochipriota... Tenemos una oportunidad histórica que no podemos perder. No sé si tendrá éxito, pero no podemos dejar de intentarlo.
P. ¿Vamos a asistir a un proceso de reconciliación entre Grecia y Turquía como el de Francia y Alemania tras la II Guerra Mundial? R. Creo que sí. Lo que Francia y Alemania han hecho fue en su tiempo una gran hazaña que hoy parece muy normal. Entonces fue un acto de fe, en cierto sentido, pero es algo en lo que Grecia y Turquía pueden embarcarse.
P. La apertura a Turquía ¿no está dictada por el temor de Grecia a quedarse aislada en Europa? ¿No se está haciendo de la necesidad virtud?
R. Ése no es nuestro temor. Nuestra mayor preocupación es que queremos vivir en paz en la región; queremos que nuestros vecinos lleguen a ser europeos en el pleno sentido de la palabra, no sólo en el nombre, siendo democráticos y prósperos. Estamos hablando de intentar incorporar a Europa a toda la región, no sólo a Turquía. Estamos a favor de que Bulgaria y Rumania lleguen a ser miembros de la UE. Apoyamos que Albania y Macedonia tengan a través del Pacto de Estabilidad para los Balcanes una relación especial con la UE. En algún momento queremos ver también a Yugoslavia acercándose a Europa. Incorporarse a la Unión Europea es un valiosísimo factor de estabilización para toda la región porque fomentará la democracia, las buenas relaciones entre vecinos, el desarrollo económico. Está en nuestro propio interés incluir a nuestros vecinos.
P. Con su nueva política hacia Turquía, parece haber puesto la pelota en el campo de la UE.
R. Sí, tiene razón. Hemos visto lo que ha significado la UE para España y Portugal en cuanto a modernización, cambio y democratización. Creemos que es mejor participar en la creación de la Europa que queremos, pero al mismo tiempo Europa ejerce influencia sobre nosotros. Es un proceso muy dinámico y no podemos dejar fuera a nuestros vecinos.
P. Es decir, que Turquía es un problema europeo, no griego.
R. Creo que sí. Mejor dicho, es un tema europeo.
P. Durante la guerra de Kosovo declaró que Grecia estaba "contra Milosevic y contra la OTAN". ¿Está de acuerdo con excluir a Serbia de la ayuda internacional?
R.No dije eso exactamente. Lo que dije fue que estábamos contra los bombardeos y contra la limpieza étnica. En cuanto a la ayuda internacional, hay que distinguir dos cosas. Una es la ayuda humanitaria que Serbia va a necesitar muy pronto porque los bombardeos han destruido sus infraestructuras y esto afectará durante el invierno a gran número de gente. En la cuestión de la ayuda para la reconstrucción o del levantamiento de las sanciones, creemos que debemos encontrar la manera de decirle a Serbia que el mundo no está contra ella ni contra los serbios. El mundo quiere una Yugoslavia democrática, multicultural, que se acerque a los estándares europeos. La exclusión completa de Serbia supondría un agujero negro en la región y enviaríamos el mensaje equivocado al pueblo de Serbia.
P. Este pragmatismo europeo ¿no está en las antípodas de las posiciones de su padre, Andreas?
R. Mi padre fue tanto un pragmático como un visionario. Pero hablamos de periodos diferentes, de dos eras distintas. Mi padre básicamente gobernó el país durante la guerra fría. No tenía contactos, o muy pocos, con los países vecinos, y, pese a ello, intentó desarrollar la cooperación en los Balcanes, intentó trabajar con los turcos en Davos con el primer ministro Turgut Ozal; no funcionó, pero lo intentó. Pero durante la guerra fría Grecia estaba en la línea del frente entre Europa occidental y oriental. Ahora tenemos una nueva oportunidad y creo que ésta es la visión que él hubiera querido.
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