Un líder del PP canario abandona el partido y amenaza con una escisión
Ignacio González encabeza el sector crítico y se propone pasarse a un grupo nacionalista
La escisión del PP canario se consumó ayer. Ahora sólo cabe esperar las proporciones de la ruptura. Ignacio González Santiago, líder del sector crítico, radicado en Tenerife, esperó ayer hasta la apertura oficial del IX congreso regional para escenificar su retirada del PP y avanzar que podría recolocarse políticamente en una formación nacionalista local. González argumentó su marcha ante el comportamiento "prepotente y de vieja derechona recalcitrante" que achacó a la nueva dirección regional, encabezada por José Manuel Soria, alcalde de Las Palmas. Y endureció sus palabras para descalificar al secretario general del PP, Javier Arenas. Desde la dirección nacional se mostró gran satisfacción porque con la dimisión de González el partido "se ha liberado de un lastre importante".El tono de la discusión entre los dos sectores en disputa en el PP canario se endureció en los días previos al congreso, con descalificaciones ideológicas alusivas a la vieja guardia y acusaciones de querer dominar el partido por intereses particulares. Ignacio González Santiago, ex coordinador regional del PP y número dos del partido en las islas desde hace años, prefirió actuar fuera de la convención. Citó a los medios de comunicación a la misma hora en que debían empezar las sesiones, lejos del recinto ferial donde se congregaban los 500 compromisarios que hoy votarán al nuevo presidente. González relató su testamento político: diez puntos de agravios, repletos de resentimiento.
Empezó por recordar su denuncia de que la propia organización del congreso debía quedar anulada por un defecto de forma, al cambiarse las fechas y el lugar sin el consentimiento de la junta directiva regional, y aprovechó ese supuesto fallo del "comité desorganizador" para calificar el cónclave de "reunión de amigos mal avenidos".
El censo del PP canario contaba teóricamente a partir de ayer con 24.000 afiliados, de los cuales 8.000 son de Tenerife. González dijo que por ahora se va sólo pero auguró futuras fugas, "constantes y periódicas". El PP confía en que no superen el centenar. Ignacio González Martín, su padre y fundador del PP en Tenerife, presidente de la Cámara de Comercio local y emprendedor hombre de negocios, ya avisó en días pasados a Arenas de que si no se le hacía caso en sus peticiones -que su hijo siguiese como número dos- el PP caminaba a la ruptura.
González Martín apenas quiso hablar. Prefirió actuar. Se presentó en el congreso casi al mismo tiempo en que su hijo ratificaba su salida del PP y tomó posiciones con 66 compromisarios de los suyos. Los mismos que en cuanto comenzaron las sesiones votaron en contra de la constitución de la mesa (refrendada por 274 delegados) y se levantaron para abandonar la sala entre los abucheos y aplausos de los partidarios de cada sector. El candidato de la dirección, José Manuel Soria, batía récords de apretones de manos, abrazos y firmas de autógrafos.
Uno de los hechos en los que González Santiago basó su salida del PP fue que el presidente regional fuera de Las Palmas. Soria, que es uno de los alcaldes más votados de España, defiende un modelo de partido de ámbito regional. Los González, su sector y su cabeza de lista, el diputado nacional Antonio Luis Medina, contraponen un sistema basado en la peculariedad e independencia de criterios, de liderazgos y de actuaciones en cada isla.
González, ya en su huida, se atrevió ayer contra todos. especialmente contra Arenas y sus "meteduras de pata". Así, denunció que la cúpula del partido le había dejado sólo en el caso Bango, que surgió la pasada primavera cuando el ex presidente del PP en Tenerife, Francisco de la Barreda, efectuó acusaciones de corrupción, amenazas y extorsiones aún no aclaradas.
Lista única en Galicia
Por otra parte, en el congreso de los populares gallegos, que hoy clausura Arenas e introduce la novedad de votar en secreto en lugar de a mano alzada, habrá una sola lista, por mucho que el líder indiscutible, Manuel Fraga, bromease ayer con la posibilidad de que se tramara una alternativa a sus espaldas. "Ya se sabe", dijo, "que el marido engañado es el último en enterarse". Los problemas, improbables, surgirían de los agraviados: el grupo del ministro de Sanidad, José Manuel Romay, obligado a ceder la presidencia de A Coruña a una persona que no es de su confianza. Romay tampoco ha colocado a sus hombres en los puestos clave, informa Xosé Hermida.
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