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Blair llama a los laboristas a modernizar el partido para consolidarse en el poder

El primer ministro británico, Tony Blair, encauzó ayer a su Partido Laborista por la senda de la reelección proyectando una ambiciosa visión de un futuro de verdadera igualdad, seguridad y prosperidad para un país donde, según dijo, ya no existe espacio para los obsoletos e injustos prejuicios del conservadurismo. En un impecable discurso de 54 minutos, Blair escaló hasta la cúspide de la elocuencia para predicar la necesidad de una modernización política e impartir consignas que apuntan a la consolidación de su partido como el principal factor de poder en el próximo siglo.

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Una cerrada ovación de tres minutos premió su apasionado discurso en la convención anual que el Partido Laborista celebra en el balneario victoriano de Bournemounth, donde también convergieron unos 16.000 manifestantes para protestar contra el plan de Blair de prohibir la cacería del zorro, una actividad tradicional que la poderosa Alianza Rural ha jurado defender. Directo, conciso, polifacético y, a veces, cáustico, el mensaje de Blair ante la reunión, que coincide con el centenario del "movimiento" laborista, constituyó la más clara reafirmación de que los laboristas están empeñados en mantenerse en el poder indefinidamente y condenar al Partido Conservador al ostracismo político.Blair, que inició su discurso con una referencia a la ruidosa manifestación que se desarrollaba a las puertas del centro de conferencias -"No creo que la caza del zorro sea la cuestión más importante en la agenda de la comunidad rural, pero allá ellos", dijo-, habló de justicia, igualdad, de la urgencia de erradicar la pobreza y afianzar los sistemas sociales.

Pero, lo que es quizá más novedoso, incorporó al léxico político británico los términos de "el nuevo radicalismo" y "la fuerza del progresismo", ideales en perfecta consonancia con el "Nuevo Laborismo" y "la Nueva Gran Bretaña" y otros postulados sobre los que ha venido machacando desde su llegada al número 10 de Downing Street, en mayo de 1997.

"La guerra de clases ha terminado. Estamos ahora en una lucha por la igualdad, y ésta acaba de comenzar", declaró Blair. "En un siglo hemos gobernado durante 22 años. Jamás fuimos reelegidos. Esa tarea es la que ha quedado incompleta. Acabemos con ella y con las posibilidades de que el partido tory [conservador] cause tanto daño en el próximo siglo como lo ha hecho en éste", exclamó. Blair atacó a los tories con una vehemencia sin parangón desde su llegada al poder. Y provocó las carcajadas de la sala al bromear: "Cuando [los tiempos del ex primer ministro conservador] John Major, el partido tory era débil, débil, débil. Hoy, con William Hague [actual líder conservador] es raro, raro, raro".

Entre los logros de su gestión, Blair destacó que los laboristas han demostrado su capacidad para reducir la pobreza y manejar responsablemente la economía, un logro que, dijo, hará que en el futuro el pueblo "vote con la cabeza y el corazón".

"Si continuamos con esta política económica, conseguiremos poner más dinero en escuelas y hospitales", apuntó, no sin antes advertir que es imprescindible actuar con máxima celeridad y disciplina en un mundo dominado por la alta tecnología.

Pese a reconocer que no todos los planes se han cumplido, Blair expuso un extenso muestrario de proyectos sociales. Así, confirmó su intención de dar prioridad a la lucha contra las drogas y el crimen, y dijo que su Gobierno instituirá un archivo de ADN para identificar a delincuentes.

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