Cambio de sexo en la sanidad pública
El hospital Carlos Haya de Málaga es el primer centro en ofrecer este tipo de operación
La lucha de los transexuales andaluces para que la sanidad pública asuma las operaciones de cambio de sexo ha dado su primer fruto. El Servicio Andaluz de Salud (SAS) ha confirmado que antes de cinco meses el hospital Carlos Haya de Málaga comenzará a practicar de forma gratuita las intervenciones, para las que ya hay medio centenar de solicitudes. Andalucía se convierte así en la comunidad autónoma pionera en atender las llamadas disforias de género y el Carlos Haya en el primer hospital público de España que hará estas operaciones. La Junta pretende además llevar al Consejo Interterritorial del 25 de octubre una propuesta para que la iniciativa se extienda a otros hospitales.
Los transexuales son prisioneros de un cuerpo con el sexo equivocado. En palabras de Fabio Rivas, jefe del servicio de Psiquiatría del hospital y miembro del equipo multidisciplinar que realizará las intervenciones, "el transexualismo no es ni vicio ni capricho; es una divergencia entre la realidad anatómica y fisiológica, y la vivencia radical de pertenencia a otra identidad sexual, con rechazo al propio cuerpo".El SAS decidió asumir estas operaciones a instancias del Parlamento andaluz, que en febrero pasado aprobó una proposición no de ley del Partido Socialista para que la sanidad autonómica costeara los cambios se sexo. La propuesta fue aprobada con los votos del PSOE, IU y Partido Andalucista, y la abstención del PP. Desde entonces, tres hospitales se disputaron la prestación: el Virgen de las Nieves (Granada), el Virgen del Rocío (Sevilla) y el Carlos Haya. Una comisión de expertos consideró que el centro malagueño era "el más idóneo".
En Andalucía hay unos 300 transexuales, aunque se estima que sólo 50 son operables. La Junta destinará 600 millones de pesetas al año a esta prestación, ya que aunque sólo dos de cada diez pacientes llegarán al quirófano, la selección requiere un proceso previo de diagnóstico y tratamiento. Federico Soriguer será el encargado de la parte endocrinológica.
El hospital hará los dos tipos de reasignación de sexo: genitoplastia feminizante y masculinizante. El cambio de hombre a mujer es el más demandado y el que mejor resultados alcanza. Requiere unas siete horas de quirófano. Consiste en extirpar los órganos genitales masculinos y reconstruir vulva, vagina y clítoris aprovechando tejidos locales. En la sanidad privada, su coste ronda los dos millones de pesetas.
La reasignación de mujer a hombre es más compleja. Requiere tres intervenciones distanciadas entre sí entre tres y seis meses. La primera para extirpar los órganos genitales femeninos, la segunda para reconstruir el pene y la tercera para quitar las mamas. En total, unas 20 horas de quirófano.
Con ello se logra que el paciente tenga sensación tactil erógena y pueda orinar de pie, pero aún no consigue la erección. Francisco Giraldo, el cirujano plástico del equipo, minimiza este aspecto: "El transexualismo es un problema de identidad, no tanto de placer. El objetivo fundamental es tener los órganos lo más parecidos a los de su identidad". Estas operaciones cuestan el doble que las de hombre a mujer y utilizan tejidos del antebrazo para reconstruir la uretra y la cobertura exterior del falo. El interior se hace con tubos artificiales.
Aunque la operación es lo más llamativo, la reasignación de sexo requiere un tratamiento psiquiátrico y endocrinológico que dura por lo menos un año. En ese periodo el paciente se somete al test de la vida real que consiste en vivir conforme a las pautas del sexo que se desea asumir. Esta fase persigue un doble objetivo: poner a prueba la decisión del transexual y concienciarlo de que una vez que pase por quirófano, el cambio será irreversible.
Mucho sufrimiento
No hay datos del número de transexuales operables en España. No obstante, los expertos señalan que un hombre de cada 30.000 y una mujer de cada 100.000, lo es, y que sólo la cuarta parte de quienes padecen disforia de género se anima a pasar por un quirófano. La Consejería ha justificado la iniciativa en la necesidad de atender una demanda asistencial minoritaria pero que genera mucho sufrimiento y en una directiva comunitaria que recomienda que el coste sea asumido por la sanidad pública. Hasta ahora la única salida para los transexuales era acudir a clínicas privadas. Holanda, Alemania, Finlandia y Suiza son los únicos países donde la Seguridad Social cubre estas intervenciones.
Quim Pérez, presidenta a la Federación Española de Transexuales, considera un gran avance que el SAS asuma las operaciones "no sólo porque por lo privado haya que pagar, sino porque hay profesionales que no están capacitados, pero explotan nuestra necesidad y nos ponen en peligro de muerte". Quim no se beneficiará del programa. Ella no resistió el "disfraz de sexo" que le había tocado y en 1995 pasó por quirófano para convertirse en mujer: "Esto no es un capricho, es una necesidad para tu equilibrio personal. Y es una amargura que operarte dependa de que tengas dinero o no".
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