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Reportaje:

Banda sonora para una ciudad

La música tomó la calle durante una noche en Jaén con 25 grupos repartidos por las plazas del centro de la ciudad. No había excusa para no acercarse, desde las 20.30 del viernes, a algún corrillo de espectadores y disfrutar del estilo musical preferido de cada paseante. Hip-hop, sones andinos, djembes senegaleses, violines clásicos o el rock más actual estuvieron repartidos por el II Encuentro de Música en la Calle, organizado por la Universidad Popular. Más de 15.000 personas recorrieron las plazas y ocuparon las aceras escuchando a grupos como Maldito Erik, Ashpirina, Samba Turulla, el jazz alternativo de Binn Band o la percusión de Brasil de Marconi y Bahía. Las canciones de los 25 grupos sonaron por el centro de Jaén, unos con más suerte y público que otros. Los senegaleses de Diengoz tuvieron ante sí el difícil reto de mantener a raya a un grupo de niños de las más variadas edades que en la plaza de Santa María, a las mismas puertas de la Catedral, desafiaban las leyes de la gravedad haciendo piruetas al son de los instrumentos. La percusión se repartía por toda la plaza con canciones que invitaban a la participación del público, incluyendo un grupo de espontáneos que se lanzaron a marcarse unos temas. La austera sede de la Diputación fue el escenario de las gaitas escocesas del dúo Pascual y Carro. Se convirtió en un escenario concurrido por la influencia que ha tenido sobre el público el éxito del asturiano Hevia, al que hacían referencia los comentarios. A la vuelta de cada esquina se descubría todo un mundo en forma de sonidos procedentes de variados rincones del planeta. A pesar de que esta celebración al aire libre sólo cuenta con dos ediciones, ya ha corrido el boca a boca y empiezan a ser los propios grupos los que demandan participar en un festival que conecta muy de cerca al público con los intérpretes. Juan del Arco, coordinador de la edición, explicó que ya son los músicos, nacionales e internacionales, los que se ponen en contacto con la Universidad Popular de Jaén para participar en la muestra. "El éxito de la primera edición ha funcionado y se empiezan a ver resultados", comenta. Las calles y plazas se repartieron por estilos. Así una zona estaba cubierta por el soul, el jazz y la música clásica. En otra sonaba rock y en otra más, tango o salsa. Hasta cerca de la medianoche dio tiempo para que un tranquilo paseo permitiese disfrutar de más grupos que a lo largo de todo un año. La anécdota de la jornada llegó de mano de los cofrades del Cristo de la Expiración, que sacaron la imagen en procesión a la misma hora en que las calles estaban atestadas de grupos nada preocupados por una manifestación religiosa en tan extraño día. La música calló por los lugares en los que desfilaba una imagen restaurada después de que en la pasada Semana Santa se le perdiera un brazo en plena procesión. En desagravio por el suceso que seccionó una de las extremidades de la talla del siglo XVIII, los cofrades salieron en procesión mostrando lo bien que quedó el trabajo de restauración realizado por el Instituto de Patrimonio Histórico. Las gaitas, los tambores y las voces callaron mientras los cofrades paseaban la imagen. Una vez terminado el desfile volvieron a la calle los sonidos de los participantes en el encuentro. Entre los beneficiados de la celebración de este festival callejero estaban, sin duda, los propietarios de establecimientos hosteleros situados en las plazas elegidas para que participase algún grupo. Las terrazas se aliaron con los grupos al tiempo que sus clientes lo hacían con los ritmos.

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