Hipocresía
Hace unos años me adentré en algunos locales de ocio de Benidorm para perfilar un reportaje sobre el modelo de diversión de los cachorros británicos. La primera experiencia consistió en un almuerzo-espectáculo en el que los comensales fuimos distribuidos por bandos para animar, entre plato y plato y ríos de cabezona sangría, a una especie de gladiadores modernos que competían en el escenario no recuerdo bien por qué motivo ni en persecución de qué premio. A los postres asistimos a un concierto de eructos con los que ingleses y escoceses certificaron su excelente estado de ánimo. Finalizada la batalla y convenientemente humillados los vencidos, se destapó una virulenta y espontánea reacción entre los adolescentes que sirvió de hilo conductor del artículo: absolutamente ebrios, aquellos muchachos formaron una cola a la derecha del escenario, al que accedían pausadamente con el único objeto de bajarse los pantalones, mostrar sus genitales al público y descender por la izquierda una vez cumplida la misión. El foso se contagió al instante. Las muchachas levantaban sus camisetas al viento y ofrecían sus voluminosos pechos a cuantos tuvieran a bien deleitarse con unos lametones. Fue la imagen que ilustró el reportaje. Por la noche el espectáculo fue algo más fuerte, y también tenía como protagonistas a adolescentes ingleses y escoceses. En la pista de un pub británico, un showman les animaba a desnudarse y avanzar en juegos amorosos. Ganaban los más atrevidos, y como también corría la sangría, ya se imaginarán ustedes el final de la fiesta. Nada que objetar, pero resulta que las autoridades escocesas han negado a los responsables turísticos de la Costa Blanca decorar sus taxis con una chica en top less tumbada de espaldas sobre la arena de la playa de Benidorm. Dicen que la imagen es "descarada", "pícara" y "moralmente no autorizable". O manejan a las mil maravillas el arte de la hipocresía o ignoran lo que hacen sus conciudadanos cuando viajan. No entiendo nada.
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