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Un hombre muere acuchillado en un colegio abandonado 'tomado' por toxicómanos

El colegio abandonado Pablo Casals de San Blas (118.181 habitantes) se ha convertido en la casa de los horrores. Hace unos tres años, según los vecinos, una mujer dió a luz entre las ruinas del edificio y tiró a sus mellizos a la basura. Ayer, un toxicómano, de 35 años, falleció acuchillado en un lúgubre túnel de canalización de aguas del viejo centro. Los vecinos denuncian que el inmueble se ha convertido en un "picadero" de heroína en el que se reúnen los toxicómanos de la zona para inyectarse y donde se producen numerosas peleas, sobre todo por la noche.

El cadáver de Santiago O. M., de 35 años, un toxicómano en fase terminal, según fuentes policiales, fue hallado a las 19.15 por otros heroinómanos que acudieron al lugar para inyectarse el estupefaciente. El cuerpo de Santiago estaba metido dentro de un tétrico túnel del colegio, uno de los lugares preferidos por los toxicómanos para inyectarse porque no son vistos por los transeúntes, según explicaron ayer los vecinos de San Blas.

Santiago estaba cubierto bajo unos cartones. Le habían acuchillado en el cuello, con un corte profundo. El historial policial de Santiago está repleto de antecedentes, según informó ayer un portavoz de la policía nacional. Era un delincuente conocido en el barrio por sus numerosos hurtos y atracos, añadió el portavoz policial.

Los agentes del grupo de homicidios de la Brigada de Policía Judicial buscaban con linternas anoche entre los escombros el arma homicida. Sospechan que, si se trata de un crimen, se ha debido a un ajuste de cuentas por asuntos relacionados con la droga.

Riesgo

Los vecinos de la zona denuncian que las ruinas del centro educativo se han convertido en un lugar de reunión de los toxicómanos de la zona y de inseguridad para el distrito. "De todo el barrio, éste es el sitio favorito de los yonquis para pincharse. Aquí vienen decenas [de toxicómanos] cada día. La gente ya está harta de verles y de aguantarles por la zona todos los días", explicó ayer un joven del barrio con pendiente y pelo largo, que no quiso identificarse.

"Las mujeres y los niños son las que más riesgo corren por el continuo movimiento de los toxicómanos. Tienen que pasar varias veces al día junto al colegio para ir a hacer la compra o a otros sitios. Mi esposa me dice que tiene miedo de andar por ahí y que siempre que puede coge otras calles, aunque tenga que dar un rodeo, para no pasar junto al colegio", explicó ayer José Antonio, de 30 años, cuyo domicilio está situado junto al centro abandonado. La fachada de su vivienda esta situado frente a la parcela que ocupa el colegio: "Desde mi ventana se les oye muchas noches discutir y pelearse", señaló.

Una vecina de casi 80 años, que tampoco quiso ver su nombre publicado y que vestía una bata, explicó que ha llamado en numerosas ocasiones a la policía por las peleas que ha presenciado en el centro. Ayer se quejaba de la actuación de los agentes. "Aquí nunca viene la policía cuando se les llama. Tienen miedo de meterse ahí dentro porque saben que es peligroso. Conocen todo lo que hay ahí, pero no hacen nada para remediarlo. ¡Esto no hay quien lo aguante! A ver si así [con el suceso] el Ayuntamiento hace algo de una vez", añadió.

Vivienda improvisada

Juan y Carmen, de 34 y 30 años respectívamente, son dos ex toxicómanos, según afirman, que han improvisado una vivienda entre las ruinas del colegio Pablo Casals. Ayer explicaron que al colegio acuden unos 100 toxicómanos al día. "Como cada uno viene tres veces al día, aquí hay mucho movimiento". "No les dejamos que se pinchen en frente de donde vivimos y tenemos ese sitio limpio", explicó Juan, al que dos toxicómanos le abrieron la cabeza, según afirma, porque les echó de las inmediaciones de su improvisado alojamiento.

El colegio en ruinas donde se produjo ayer el crimen se inauguró en tiempos franquistas con el nombre XXV Años de Paz. Después pasó a denominarse Pablo Casals, músico que nació el 29 diciembre de 1876 en Tarragona y falleció en Puerto Rico en 1973.

El centro educativo fue construido en 1962, en plena época franquista, pero no se utilizó y quedó en ruinas.

El colegio no abrió hasta 1976. Lo hizo por decreto gubernativo. Tenía 12 aulas de preescolar y 16 de enseñanza general. Tenía una capacidad para 2.000 alumnos. En 1978, el colegio fue cerrado por falta de calefacción y en 1985, una docena de alumnos del colegio sufrió hepatitis.

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