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El fiscal solicita 20 años de cárcel para un hombre acusado de violar a 42 mujeres

El fiscal reclama 20 años de cárcel para Arlindo Carbalho Cordero, de 34 años, el mayor delinciente sexual de la reciente historia de Madrid. La acusación pública le atribuye 42 agresiones sexuales y otros tantos robos con intimidación. Arlindo será juzgado en la Sección Cuarta de la Audiencia de Madrid a partir del próximo día 27. Cuando fue detenido en marzo de 1996, después de traer en jaque a la policía judicial durante ocho años, Arlindo, conocido como el violador de Pirámides, confesó 150 ataques sexuales a mujeres. Los jueces sólo han logrado probarle 42.

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"El número de violaciones probadas es tan elevado que, a efectos de la pena a imponer, da lo mismo que sean 40 que 100; la pena será la misma", subrayan fuentes jurídicas. En su escrito de acusación, que ocupa 31 folios, el fiscal señala que "por imperativo del artículo 76 del [nuevo] Código Penal procede imponer al acusado 20 años de cárcel". El ministerio público ha obviado individualizar las penas que corresponden a cada uno de los delitos (entre 12 y 15 años de prisión, según el nuevo Código Penal). Y ha optado por reclamar sólo 20 años como pena máxima de cumplimiento efectivo de acuerdo con las limitaciones que impone la legislación penal española. "Si hubiese individualizado las penas, la petición del ministerio público habría superado los 420 años de prisión", señalan los citados medios, con independencia de que la ley establezca que el cumplimiento efectivo de cárcel máximo para este tipo de delitos no pueda exceder de los 20 años.

El fiscal describe en su informe las 42 violaciones, la mayoría acompañadas de robos, y llega a la conclusión de que no cabe aplicar a Arlindo ninguna eximente de responsabilidad criminal, ni siquiera parcial. Le imputa 42 delitos de agresión sexual, robos con intimidación, detención ilegal y allanamiento de morada. Además, exige que indemnice a las víctimas con 120 millones de pesetas.

Larga investigación policial

El juicio contra Arlindo -casado, padre de dos hijos, vecino de Fuenlabrada y ex empleado como guardia de seguridad en Mercamadrid- durará 15 días, y por él desfilarán casi un centenar de testigos, entre psiquiatras, víctimas y policías.

El tribunal estudia la posibilidad de celebrar a puerta cerrada parte del juicio, al menos la correspondiente a la declaración de las 42 víctimas del delictivo instinto sexual de Arlindo.

El violador de Pirámides se halla en prisión desde marzo de 1994. En noviembre del año pasado salió un día de la cárcel para ser juzgado por una violación desgajada del macrosumario que se le avecina ahora.

El tribunal que le juzgó, la Sección Séptima de la Audiencia, le halló culpable de una violación, acompañada de un robo con intimidación, y le impuso 21 años de cárcel. Los jueces consideraron probado que, el 26 de agosto de 1994, Arlindo abordó a una mujer a la puerta del metro de Méndez Álvaro y, tras amenazarla con unas tijeras, la condujo hasta un subterráneo, donde, sobre un colchón, la violó y golpeó.

Arlindo se enfrenta ahora, no a una, sino a la acusación por 42 agresiones sexuales. Es conocido como el violador de Pirámides porque la mayoría de sus fechorías las perpetró en las inmediaciones de este barrio madrileño. La primera violación que el fiscal cree probada la cometió el 26 de octubre de 1988; y la última, el día de Navidad de 1996.

Durante estos años tuvo en jaque a la policía judicial de Madrid, que veía impotente como crecía su fichero de violaciones sin resolver, pese a que todas ellas tenían un denominador común. Arlindo, según coincidían en denunciar sus víctimas, solía abordarlas a la salida de las estaciones de metro, les colocaba un arma blanca en el cuello -"si gritas te mato", les susurraba- y les llevaba hasta un descampado. Allí las violaba, golpeaba y robaba. Para pasar inadvertido en el trayecto, les decía, sin dejar de apuntarles con la navaja: "Agárrame por detrás, como si fuéramos novios". Este era el denominador común, aunque también violó en ascensores, cuartos trasteros y descansillos.

Pista definitiva

Una de las violaciones más crueles la cometió el 24 de enero de 1994. Se subió a un coche en el Hipercor de San José de Valderas y retuvo con una navaja a una madre y a su hija de 15 años. Condujo el coche a un descampado con ambas dentro y, una vez allí, ordenó a la madre que se metiese en el maletero. A continuación, según el fiscal, arrojó al suelo del descampado a la menor y la violó y golpeó ante los sollozos que salían del maletero.

La policía le detuvo gracias al providencial testimonio de una adolescente de Leganés. La chica se topó en un ascensor con Arlindo, sospechó de él y salió huyendo. Se escondió y vio que Arlindo huía precipitadamente en un coche marca Opel, cuya matrícula anotó y facilitó a la policía. Los agentes le siguieron durante varios días y mostraron una fotografía suya a las víctimas. Ninguna de ellas tuvo la menor duda: era él. Tras su detención, Arlindo confesó que se sentía liberado: "Sentí que por fin todo había acabado y me dije: ya no podré hacerlo más", narró luego.

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