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Fraga rechaza la propuesta de designar a Rajoy "número dos" del PP gallego

El presidente de la Xunta de Galicia y líder del PP regional, Manuel Fraga, ha rechazado una propuesta difundida discretamente en el partido por el ministro de Sanidad, José Manuel Romay, para designar a su colega de gabinete, el titular de Educación y Cultura, Mariano Rajoy, como presidente adjunto de los populares gallegos. Ese puesto habría otorgado a Rajoy el rango de número dos del PP de Galicia y le colocaría en una situación inmejorable para suceder a Fraga. Aunque fuentes próximas a Romay aseguran que éste nunca llegó a plantear la propuesta a Fraga, otros dirigentes sostienen que el presidente incluso le recriminó por su iniciativa y le pidió que cesase en la búsqueda de apoyos para la candidatura del titular de Educación.

Si bien fue la dirección nacional del partido la que con más entusiasmo alentó a Fraga a emprender un proceso de "renovación" en el PP gallego tras su revés en las elecciones del 13 de junio, lo cierto es que el presidente de la Xunta ha obrado según su propio criterio y, en ocasiones, desdeñando las sugerencias que le han transmitido, de modo directo o indirecto, los dos ministros gallegos.Fraga ha aceptado recientemente la dimisión del secretario regional, Xosé Cuiña, el principal adversario interno de Romay y Rajoy, pero todo indica que los cambios en la cúpula del partido, que serán aprobados definitivamente en el congreso previsto para los tres primeros días de octubre, no supondrán un aumento de la influencia de los dos ministros, respaldados por la dirección nacional.

Tras perder el 13-J las alcaldías de las principales ciudades, Fraga se entrevistó con el presidente nacional del partido, José María Aznar, y con el secretario general, Javier Arenas, con quienes convino en la necesidad de promover un cambio en la cúpula regional. La dirección nacional se encontró con la oportunidad de minar el poder de Cuiña, visto con recelo por su empeño en mantener la autonomía del PP gallego y de sus barones provinciales, Francisco Cacharro, en Lugo, y José Luis Baltar, en Ourense. Al mismo tiempo, se trataba de otorgar un papel más relevante a los dos ministros, que habían sido marginados por Cuiña en el congreso de mayo de 1998.

A primeros de agosto, Romay, presidente del partido en A Coruña, empezó a difundir la propuesta de designar a Rajoy presidente adjunto del PP gallego, lo que equivaldría a situarlo inmediatamente después de Fraga en el escalafón interno. Romay incluso trató de recabar apoyos en los feudos de sus rivales Cacharro y Baltar. Entre los consultados por el ministro estuvieron los alcaldes de Ourense, Manuel Cabezas, y de dos de los principales municipios de Lugo: Monforte de Lemos y Viveiro.

Los dirigentes del PP gallego ofrecen versiones distintas para explicar lo que sucedió a partir de entonces. Fuentes próximas a Romay reconocen que éste, por propia iniciativa y sin conocimiento de la dirección nacional, llamó a varios alcaldes para pedirles su apoyo a la candidatura de Rajoy y que encontró una actitud "receptiva", pero sostienen que el ministro de Sanidad en ningún momento llegó a planteársela al propio Fraga, con quien, insisten, ni siquiera ha hablado del asunto. Sin embargo, otros dirigentes, algunos del entorno de ambos ministros, sostienen que Fraga conoció la propuesta y la rechazó, e incluso reconvino a Romay por inmiscuirse en asuntos ajenos a su provincia.

Según esta última versión, la negativa de Fraga a aupar a Rajoy fue una de las razones que empujó a Romay a dimitir, el pasado 27 de agosto, como presidente del PP de A Coruña, lo que a su vez desencadenó la renuncia de Cuiña a continuar como secretario general, anunciada sólo tres días después. En cualquier caso, el propio presidente de la Xunta anunció la pasada semana, tras haber cenado con Romay, que ya no se producirán más "cambios importantes" en la cúpula del partido.

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Fraga también ha ignorado las sugerencias que le llegaron del entorno de los dos ministros para cubrir la vacante de Cuiña en la secretaría general. Uno de los nombres propuestos era el del ex alcalde de Lugo Joaquín García Díez, muy bien visto por la dirección nacional. El presidente se decantó por Xesús Palmou, considerado en el entorno de Romay y Rajoy como demasiado ligado a Cuiña.

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