Querida Rosaura, es todo tuyo
Querida Rosaura: Recibí tu carta desde Australia urgiéndome a ir a Las Ventas para ver en directo a tu ídolo, el mexicano Luis Miguel. Ayer estaba yo como un clavo en el tendido alto del 10 junto con la prensa canallesca. La plaza estaba a tope, mi vida, con abrumadora dictadura femenina, lo cual siempre es sinuoso y procaz. Antes de comenzar el concierto, ya estaban ellas, exultantes, a punto de caramelo en las cercanías del coso de Madrid. Antes de entrar en profundidades te diré que, en general, el mozo no canta mal; incluso tiene su aquél. Te resumo a continuación esquemáticamente mis impresiones, querida:1. Prolegómenos. Hube de guardar cola 35 minutos para acceder a mi localidad, un ámbito taurino radical durante las corridas (de toros). Te hago saber que en el recinto no olía a toro, sino a vaca, dicho sea con morboso placer. Percateme de que las mujeres (cierto tipo de mujeres) adoran a tu ídolo. Las mujeres sois incomprensibles. Al final del espectáculo saqué esta conclusión: tú y los especímenes de tu sexo sois incomparables. En la cola (de entrada), una señorita hablaba por el móvil con su maromo, que se había quedado tomando cañas. Ella dijo: "Manolo, hace mucho calor, estoy caliente". Manolo no sé qué contestó, pero ella dijo: "Manolo, eres un sátiro". Yo, mi amor, haciendo como que no oía. En el concierto de tu ídolo debiera prohibirse la entrada a los hombres (excepción hecha de algunos fondos de inversión y el grupo de especuladores de la empresa contratante).
Luis Miguel
Luis Miguel (voz). 14 músicos. Plaza de Las Ventas, 15 de septiembre.
2. Contenidos. Querida mía, he estudiado atentamente las canciones de LM (su nombre me sabe a nicotina) y he llegado a algunas conclusiones. La canción Quiero es una pasada perpleja: "Vas como el viento desnuda / dando roces de placer, / sembrando por mi cintura / las semillas del querer". Amor mío, ¿el querer es el aparato? Porque Luis Miguel es muy aparatoso. Es un gran montaje, grandes pantallas, grandes luminarias... Pero hay un dato inquietante, mi amor, fue imposible conseguir el nombre de los músicos que acompañan al vocalista (porque, querida mía, tu ídolo es un magnífico vocalista de fiestas mayores, pero sin más, únicamente 35 millones de discos; ya no entiendo nada de este mundo). LM hizo un concierto en plan ensalada mixta, de todo un poco, presentó seis o siete canciones de su último disco, Amarte es un placer. Querida, hube de abandonar la plaza momentos antes del final, por motivos estrictamente empresariales. No sé si interpretó el tema que da título al disco, con letra y música del magnífico compositor Juan Carlos Calderón: "Quisiera beber de tu pecho / la miel del amanecer, / mis dedos buscando senderos, / llegar al final de tu ser". ¿Qué es, mi amor, el final de tu ser? ¿Será acaso el aparato del artista?
3. Coreografía. Mi vida, me parecía estar viendo en directo el rodaje de una película del Hollywood antiguo, muy antiguo. LM es resultón. LM se lo tiene montado muy bien. Pero las canciones de LM son muchísimo más flojas que algunos boleros que interpreta a lo largo del espectáculo. Utiliza el bolero como punto de referencia o como punto de atracción. Interpretó un tango abolerado y sublime, El día que me quieras. La verdad es que fue el único momento en que me sentí un poquito, muy poco, emocionado. Porque sus versiones de El reloj, El día que me quieras, Bésame mucho y otros quedan banstante bien en una boda de poco más o menos.
4. Conclusiones. Te comunico, amada mía, que Luis Miguel está muy bien, pero podía estar mejor. Mis asesores me aseguran que es un tipo endiosado, soberbio, esquivo y desdeñoso. Yo pienso que no será para tanto. Únicamente que el mozo se encuentra un poco incómodo ante la prensa, ante los fans, ante el mundo, en la calle, en los hoteles, acaso en su propia alma. Luis Miguel, si se humaniza un poquito, podría llegar incluso a gente tan estoica como este admirador, querida Rosaura, que no deja de pensar en ti en momento alguno. Mi vida, quédate a Luis Miguel contigo. Y cuando veas que el muchacho ha bajado de los cielos, me avisas, y vamos juntos a verle. Ahora bien, lo mismo te digo una cosa que otra, si vuelve a interpretar El día que me quieras como lo hizo anoche en Las Ventas, soy capaz de partirle las piernas del alma.
Babelia
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