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Guinovart presenta en Agramunt una exposición sobre la evolución del hombre

"Ya he perdido la cola, ahora empieza el drama". Es la frase que acompaña a un simio con rostro de hombre y expresión asustada, un autorretrato de Guinovart, artista que en su última exposición, titulada El nou mil·lenni i la vella calavera, muestra a través de una serie de cuatro grandes cuadros la evolución del hombre desde su pasado arborícola hasta una actualidad marcada por la publicidad o la basura. Josep Guinovart (Barcelona, 1927) deja entrever su pesimismo vital al tiempo que insiste en la intrascendencia de llegar al año 2000, "porque de lunes a martes nunca cambia nada". Guinovart reconoce que se ha inspirado en el cambio de milenio para sus creaciones más recientes: "Los artistas, como los músicos, trabajamos con temas que nos motivan y que nos inquietan, que despiertan en nosotros la crítica o la reacción. También los hay que trabajan con motivos más abstractos y libres, pero en mi caso la creación es vivencial. De todas formas no es mi intención épater o bromear sobre el fin de milenio". El "optimismo catastrofista" de Guinovart aparece de forma evidente en el cuadro-mural que muestra al hombre ya erecto y sapiens, al lado de una televisión que ofrece sin parar imágenes mudas de publicidad, junto a interminables hileras de hormigas y fragmentos del Guernica de Picasso incrustados en la tabla. "A diferencia de los animales, que sólo tienen cara, los hombres somos cara y cruz, sólo hace falta pensar en lo que ha pasado en estos últimos años. Éste es nuestro drama; todas las ideologías tienen una base positiva, pero terminan fallando porque lo que el hombre piensa es diferente de lo que hace", dice Guinovart. La exposición incluye un segundo ámbito con un marcado carácter de denuncia, dedicado íntegramente al bosque del Siscar, una área próxima a Agramunt, en el término de Oliola, donde está proyectado ubicar un vertedero de residuos industriales. Guinovart ha realizado una serie de fotografías manipuladas y pintadas con multitud de animales, flores, árboles, masías y diversos rincones del bosque para reflejar la magia, soledad y belleza del paisaje, un lugar que conoce muy bien porque durante la guerra civil se refugió en él con su familia para huir de las bombas que caían sobre Agramunt. Este lazo afectivo con la población leridana fue el que llevó a Guinovart a convertir un antiguo mercado de Agramunt en el Espai Guinovart, una fundación que acoge un fondo permanente con obra del artista barcelonés y donde se realizan periódicamente exposiciones plásticas. Desde su inauguración en septiembre de 1995 ha recibido unos 31.000 visitantes y se han celebrado 35 exposiciones de pintura, fotografía, serigrafías, poesía visual y también instalaciones. La exposición se mantendrá abierta hasta finales de año. Para llegar hasta el 2000, Guinovart ha previsto dos exposiciones más, una del artista Carles Pujol y otra de Rufino Mesa.

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