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Otra niña zaireña, abandonada en Ceuta con las señas de su padre

El progenitor de la pequeña llegó a Calamocarro hace semanas

La historia se repite. Tres subsaharianos que pretendían saltar la valla metálica fronteriza que separa Ceuta de Marruecos dejaron a una niña zaireña de cuatro años en suelo español con su nombre y las señas de su padre colgadas al cuello. Dada la cercanía de una patrulla de vigilancia española, los tres subsaharianos no pudieron saltar la valla también, por lo que decidieron volver sobre sus pasos para esconderse en suelo marroquí. Era la madrugada de ayer. La Guardia Civil recogió a la pequeña.

Los hechos ocurrieron poco antes de las cuatro de la mañana, cuando varios guardias se percataron de la entrada ilegal del grupo de inmigrantes. Al llegar, en el lugar, conocido como Finca del Capitán, sólo quedaba la pequeña zaireña, bien vestida y con el único equipaje de una caja de leche infantil Nido. De su cuello colgaba un cartón en el que escrito en perfecto árabe y francés se leía: "Je m´ apelle Mariam" y en el anverso, "Mon papa s"apelle Panzu-Makaya Victor. Calamocarro. Mariam Zaire RDC". La niña, que se encuentra bien tras ser reconocida por los facultativos del hospital del Insalud, pasó la noche en el centro de Protección Infantil Reina Sofía de Ceuta, donde quedará ingresada hasta que la Fiscalía de Menores decida.

Según fuentes de la Delegación del Gobierno, el padre, inscrito en el campamento de Calamocarro como Fhoba Makaya, llegó a la ciudad semanas atrás. Está todavía por determinar si las autoridades españolas le concederán la custodia de Mariam. "Todavía es pronto para saber qué va a pasar. Tenemos que cerciorarnos de que este individuo es su padre y sólo entonces el juez tendrá potestad para ordenar el agrupamiento", explicó un portavoz de la Delegación.

Tendría prioridad

"Primero hay que saber si el progenitor cumple las condiciones para hacerse cargo de ella y también si no hay un rechazo psicológico por parte de la menor hacia su padre", señalaba el mismo portavoz. "Son muchos factores los que hay que estudiar. Puede que lleven mucho tiempo sin verse y no le reconozca, porque sólo tiene cuatro años". El estado de ánimo de Mariam es bueno, indican sus cuidadores. "Come muy bien y está bien de salud". En el centro de menores donde está recogida convive con decenas de niños de diversas etnias en situación de desamparo.

Si el juez decide que debe vivir con su padre, ambos serán trasladados a la península en un corto plazo, ya que constituyen uno de los denominados grupos de riesgo, entre los que se encuentran enfermos, niños, mujeres y unidades familiares. Estos colectivos tienen prioridad para abandonar el campamento de Calamocarro, donde hay censados 1.500 inmigrantes y, de ellos, 10 son menores.

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No es el primer niño que se abandona en la frontera de Ceuta en similares circunstancias. A mediados de agosto, otra menor zaireña de la misma edad fue arrojada al otro lado de la valla fronteriza. En un bolsillo guardaba la dirección de su padre en Asturias y las autoridades españolas sí han logrado el reagrupamiento familiar.

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