Frenesí
El puertorriqueño Chayanne se llama Elmer Figueroa. Pero a su madre le gustaba mucho la mítica serie de televisión de los años sesenta Cheyenne, y le rebautizó cuando era un chaval. Lleva subido a los escenarios desde que tenía diez años. Ahora tiene 32. A estas alturas, tras lustros de espera, Chayanne se ha topado con un éxito que ha dejado perplejos incluso a los directivos de su empresa discográfica. El chico llega directo al corazón del mujerío tierno y adolescente. La plaza de toros de Leganés era anoche un retablo barroco de hembras variopintas: gorditas, mosquitas muertas, bellezones, colegialas, mamás con el bolso en bandolera y su hijita en la mano. Había también hombres, por supuesto. Pero permanecieron en un segundo plano, discreto, durante todo el concierto. Parece que todos ellos se percataron de que aquello era cosa de mujeres y había que dejarlas extasiarse, aunque con cierto mosqueo inconfesable. La verdad es que el ardor femenino, puesto en el disparadero, adquiere matices épicos. Daba la impresión de que por allí pululaban Agustina de Aragón desmelenada, Juana la Loca en pleno frenesí y Salomé, la del Bautista, enzangada en la pelvis.
Músicos bailarines
Chayanne (voz). Músicos: Eduardo Rodríguez, Seth A. Innes, Jorge Luis Sosa, Joe Mazza, Gabriel J. Vivas, David D. Fernández, Peter D. Francis, Grisel Reyes, Tommy A. Maestu, Ral Stevens. Bailarines: Nancy O"Meara, Alysha Wheeler, George Hubela y Timothy Anderson.Plaza de toros La Cubierta de Leganés, 11 de septiembre. Lleno.
El montaje tiene vocación de apoteosis. Y Chayanne baila vertiginosamente. De hecho, algunas de las más clamorosas ovaciones de la noche fueron provocadas por sus movimientos. Y cuando estos movimientos se realizaban con guiños de amables sensualidad, los gritos del mujerío adquirían categoría de alaridos lujuriosos. Uno se quedaba intrigado cuando el coro de previsibles vírgenes coreaba con el cantante: "Lo dejaría todo porque te quedaras; mi credo, mi familia, mi religión" (Dejaría todo). Ellas son así de rotundas, así de pragmáticas.
El espectáculo es vibrante, cálido, caliente. Chayanne es de goma. No es fácil cantar siendo un ciclón espídico. Pero la cosa sonaba bien. Incluso daba la impresión, a veces, de que se utilizaba sinuosamente el play-back.
La noche fue desgranando guiños a la carne: Salomé, Volver a nacer, Fiesta en América, Palo Bonito, Atado a tu amor (en esta canción todas las mujeres dieron lo mejor que tenían de sus voces, locas, descabelladas, adorables, fogosas), Este ritmo se baila así, Tiempo de vals. E incluso una versión aceptable del tema de Víctor Manuel Sólo pienso en ti.
En general, no son canciones muy reseñables, pero Chayanne, con su plástica, sus movimientos y su frenesí, consigue crear un ambiente lúdico, sensual y, tal vez, un poco pecador. La gira de Chayanne por España está dejando atónitos a los públicos, a los empresarios, a los medios de comunicación. Es un tipo guapo, pero da la impresión de que también es inteligente. Incluso dicen sus allegados que es muy buena gente.
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