Ortega construye su liderazgo en el PA para optar a la presidencia de la Junta a largo plazo Los equilibrios internos logrados tras la reunificación del partido empiezan a tambalearse
El equilibrio interno que alcanzó el PA después de su reunificación con el PAP de Pedro Pacheco empieza a tambalearse. Ya no se trata sólo de la vieja rivalidad entre el alcalde de Jerez y el presidente del partido, Alejandro Rojas-Marcos -que se enciende y se apaga periódicamente-: desde el pasado marzo empezaron a oírse voces que postulaban al secretario general, Antonio Ortega, como candidato a la Junta. Aunque el propio Ortega ha cortado el debate con la propuesta pública de Pacheco, sectores andalucistas insisten en esta opción, si no para la convocatoria del 2000, sí para la del 2004.
Las declaraciones de Pedro Pacheco tildando de "descalabro" el mal resultado de Sevilla en las elecciones municipales de junio molestaron especialmente a Rojas-Marcos, que había sido el candidato, y que tanto en 1991 como en 1995 se coaligó con el PP para gobernar el Ayuntamiento, en contra de la opinión del jerezano, que ocupa la vicepresidencia del partido. La paz interna entre ambos dirigentes -sostenida a fuerza de una respetuosa distancia, tras la refundación del PA y el PAP para los comicios de 1996- se resintió un poco, momento que aprovechó el entorno de Antonio Ortega para volver a poner sobre la mesa el nombre del secretario general para la candidatura a la Junta. La posibilidad de que sustituyera a Pacheco saltó el pasado mes de marzo, cuando el PSOE barajó hacer coincidir las elecciones autonómicas con las municipales. Estaba claro que el alcalde de Jerez no podría simultanear las dos campañas electorales y era una ocasión ideal para presentar a Ortega como un pretendiente posible, y superar, además, la bicefalía crónica de Rojas-Marcos y Pacheco, que ha marcado con sangre la historia del partido. Solución de urgencia Antonio Ortega, que hasta hace poco se había movido siempre a la sombra de Rojas-Marcos, ha conseguido consolidarse en la secretaría general, para la que fue designado en un primer momento como una solución de urgencia. Desde su cargo en la Consejería de Relaciones con el Parlamento, Ortega ha ido ganando adeptos y construyendo una estructura de partido que le permite cada vez más alejarse del tutelaje de Rojas-Marcos, aunque sigue siendo su estrecho colaborador. En esta clave se enmarca toda un estrategia personal de Antonio Ortega para convertirse en la cabeza visible del arbitraje entre la Junta y el Gobierno central, a través de entrevistas con ministros con el propósito de mediar en el enfrentamiento entre ambas administraciones, y una serie de secuencias gestuales con el PP que provocaron el enojo de sus socios en el Ejecutivo autonómico. Sin descuidar, además, la proyección exterior que proporcionó la gira por los nacionalismos históricos -reuniones con Javier Arzallus (PNV) y Jordi Pujol (CiU)-. Los sectores que le apoyan no dudan en afirmar que el secretario general es ahora mismo "la cara del partido". El propio Ortega cortó hace unos días las especulaciones de su eventual candidatura a la presidencia de la Junta con una mención pública que señalaba a Pedro Pacheco como "candidato indiscutible" para las próximas elecciones. En declaraciones a EL PAÍS, el dirigente ha quitado hierro a los movimientos internos que le postulan, invocando la prioridad de consolidar al partido: "Esto viene de atrás, es verdad, pero no tiene peso para salir adelante, al PA lo que le interesa es afianzarse y ahora mismo es un experimento de laboratorio". Y añadió: "Otra cosa es el largo plazo, que eso no se lo discuto a nadie". A la par que el entorno de Ortega se mueve para hacerse con la mayoría del PA, Pedro Pacheco también trabaja para conseguir el control del partido. Tras las elecciones municipales, Pacheco usó su influencia para inclinar la balanza del partido hacia los pactos con el PSOE, en lugar del PP, en lucha abierta, en el caso de la Diputación de Cádiz, con los alcaldes de San Fernando y Algeciras, Antonio Moreno y Patricio González. Pacheco cerró un "pacto de hierro" para el organismo provincial con el secretario de Organización de los socialistas, Luis Pizarro, y el consejero de la Presidencia, Gaspar Zarrías. En la futura confección de la listas pesarán estos equilibrios. Si Rojas-Marcos opta al Parlamento andaluz, en lugar de al Congreso, el PA se enfrentará a un problema, ya que en los pasados comicios Antonio Ortega se presentó por Sevilla y únicamente se logró un escaño. No hay garantías de que en el 2000 se consigan dos, por lo que se tendrá que elegir entre uno y otro para esta circunscripción. Todo, con una guerra declarada entre la secretaria primera de la provincia, María del Mar Calderón, y el del comité local, Mariano Pérez de Ayala, hombre fuerte de Rojas-Marcos en el Ayuntamiento de Sevilla.
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