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El delírium trémens del PSC JORDI RODÓ

Manuel Royes, como secretario de política municipal del PSC, firmaba en las páginas de EL PAÍS un artículo en el que nos habla de los "delirios municipalistas de CiU" con unos argumentos que quisiera rebatirle. Para los lectores que aún no lo sepan, el señor Royes es también, y desde hace casi 21 años, alcalde de Terrassa, y presidente a su vez de la Diputación de Barcelona. Se ha convertido en un clásico que el PSC critique obsesivamente, y desde 1980, el, según ellos, poco espíritu municipalista de la coalición que gobierna en Cataluña, cuando lo cierto es que CiU ostenta 602 alcaldías, preside 32 consejos comarcales y 3 diputaciones provinciales; es con mucho la fuerza política con más implantación en el territorio y presenta más de 900 candidaturas a las elecciones municipales. Esto es posible por el arraigo de CiU en el territorio, en sus municipios, con personas que defienden nuestra propuesta política desde cada rincón del país. No es este, seguro, uno de los activos del PSC, que llega a presentar lista en menos de la mitad de municipios que CiU y, además, en algunos de ellos, lo hace con personas de fuera de la población o con un solo candidato. CiU es la primera fuerza municipal y, también, la más municipalista de Cataluña. Lo es porque fundamenta su concepción municipal en la capacidad de los ayuntamientos de servir responsablemente a sus ciudadanos para construir solidariamente Cataluña. El nuestro es un municipalismo de afirmación. En esto se diferencia del municipalismo de negación del PSC, es decir, aquel que quiere potenciar el poder municipal sólo para contrarrestar el de la Generalitat, para diluir su autoridad y representatividad. CiU ha vertebrado el municipalismo catalán tanto desde el Gobierno de la Generalitat -impulsando políticas propias para los municipios catalanes- como desde los ayuntamientos, construyendo día a día una red de pueblos y ciudades interconectados, como un tejido vivo sin espacios excluidos al dinamismo. Por el contrario, hay quien, desde una concepción universalista y metropolitana de ciudades-Estado, ha pretendido describir el mundo como una singular red de ciudades, con un país a su servicio, entendiendo Cataluña como una simple desconcentración de poder urbano. CiU, por el contrario, ha apostado en su acción de gobierno por el equilibrio territorial y por el crecimiento armónico de todo el país. Nadie ha hecho más que nosotros por los ayuntamientos, y nuestro municipalismo ha sido tan diverso y tan plural como el propio país; sin embargo, el PSC ha querido monopolizar el discurso municipalista por su incapacidad de articular un proyecto nacional. Por todo ello, nos reafirmamos como la fuerza municipalista de Cataluña, porque tenemos un proyecto nacional y uno para cada pueblo y ciudad. No se puede entender un proyecto nacional sin fundamentarlo en las personas y las comunidades que constituyen la única razón de ser de la actividad política; no se puede hacer acción municipalista haciendo abstracción de la realidad del país que impregna y da significado a todo el conjunto. En este sentido, la propuesta de Convergència i Unió para que la Generalitat disponga de plenas competencias en materia de administración local no se plantea para negarlas a los ayuntamientos -como dice el señor Royes-, sino para acercarlas de Madrid a Cataluña y a su realidad territorial. No deja de ser curioso que durante tantos años de mayoría absoluta del PSOE en España, los municipalistas del PSC se mostraran incapaces de hacer avanzar a los ayuntamientos en recursos y poder. Creemos en los municipios y en las comarcas, y queremos un Gobierno catalán fuerte; ésta es la base sobre la que se estructura el proyecto territorial de CiU. Por esta razón, las diputaciones gobernadas por la coalición se han ido vaciando de competencias (tal como, precisamente, destacaba quejosamente el alcalde socialista de Lleida, Antoni Siurana). Lo que pasa es que el señor Royes, presidente de la más

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