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Terror en primera fila

"Es una matanza sistemática, continua y organizada". Esta afirmación es una más de las realizadas en la última semana en torno al estallido de violencia en Timor, la ex colonia portuguesa en la que la minoría proindonesia aniquila, con la anuencia de la policía y el ejército de ese país, a la mayoría de timorenses que apostaron por la independencia. La frase no es nueva, pero sí resulta especialmente llamativa si proviene de un valenciano -el único que estuvo en la isla ejerciendo de observador internacional- que además, y durante los últimos 15 años, dedica su vida profesional a perseguir la delincuencia, a combatir la violencia desde su puesto de fiscal. Felipe Briones, uno de los miembros de la acusación pública en Alicante, ha pasado dos semanas en Dili, la capital de Timor. Allí, el crimen no era perseguido, sino más bien tolerado e incluso organizado, paradójicamente, por las autoridades. "Armados con palos, cuchillos o pistolas, y de consuno con la policía o el ejército indonesio, las milicias actuaban con total impunidad", asegura, tranquilo y firme, Briones. "El genocidio que se está cometiendo es ya similar al ocurrido en 1975", cuando Indonesia pasó a dominar el este de la isla, hasta ese momento, y durante cinco siglos, una colonia portuguesa. La intensidad del drama, y la crudeza de las escenas vividas por Briones y el resto de la comunidad internacional presente en Timor no parecen haber impactado en el fiscal, sin rastro de cansancio en el rostro y, en apariencia, meditabundo aunque no apesadumbrado. "La impresión que me ha causado la violencia no es nueva", afirma. Eso, a pesar de que las milicias "sacaban a los padres de familia de sus casas para llevarlos a Timor occidental, que se ha convertido en una cárcel". Eso, a pesar de que Briones abandonó la ciudad - "desierta"- cuando la milicia se estaba haciendo con el control del aeropuerto. Y todo ello, en definitiva, después de contemplar cómo multitud de casas eran quemadas. Y en Timor, "quien pierde una casa, lo pierde todo". Briones acudió a la isla como representante de la Asociación de Amigos de Timor, con sede en Elche, y en su condición de miembro de la Plataforma Internacional de Juristas por Timor. Su militancia, su profundo conocimiento del problema y su condición de jurista le permitieron ser uno de los tres observadores de nacionalidad española que controlaron un referéndum para el que tiene una especial sensibilidad. Hijo de maestro, y nacido en el antiguo Sahara español, Briones también sigue con especial atención -y participa con igual devoción, a decir de sus compañeros- los proyectos de la Comunidad Internacional en esa zona del norte de África. Tal vez por ello, y a pesar de la dureza de las últimos días y su reciente regreso, Briones esboza una explicación sobre la parálisis de Naciones Unidas a la hora de atajar una "limpieza étnica" en toda regla. "Es temible", dice el fiscal alicantino, "que el problema de Timor se pueda convertir en un nuevo Kosovo, donde lo que se pretenda, al amparo de Naciones Unidas, es cambiar todo el equilibrio de poderes en la zona para socavar la influencia de China en Asia".

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