La Ertzaintza afianza la hipótesis de que el autor de la muerte conocía a Laura y le acompañaba en el coche
VIENE DE LA PÁGINA 1 Desde el domingo y hasta ayer poco después de las once de la mañana cuando se encontraron los restos de Laura Orue, un centenar de vecinos de la comarca y efectivos de la Ertzaintza con perros y un helicóptero peinaron la extensa zona de montes y de caminos de difícil acceso. Los voluntarios, desesperados por la falta de resultados, habían decidido abandonar al mediodía de ayer la búsqueda. En las últimas horas, el número de vecinos de Zeberio y de las localidades limítrofes llegó hasta los seiscientos. Uno de estos fue el que dió la voz de alarma. Su vista topó con una pierna que sobresalía del terreno. Avisó a la Ertzaintza y ésta al juzgado de guardia de la Audiencia provincial de Bilbao. A unos 20 metros de una pista forestal, en las proximidades del hogar de Laura Orue, se encontraba enterrado su cuerpo. A falta del resultado concluyente de la autopsia, los restos no presentaban signos de violencia ni de haber sufrido una violación. Conservaba la ropa interior puesta, pero no los pantalones que llevaba cuando desapareció, según se ha sabido en medios de la investigación. Entre 5 y 8 días muerta Las altas temperaturas de la última semana y el tiempo transcurrido son las causas del alto estado de descomposición que presentaba el cadáver. En los mismos círculos se estima entre cinco y ocho días el tiempo que ha permanecido el cuerpo enterrado. Las primeras pesquisas policiales inducen a pensar que pudo ser asesinada en la misma madrugada del pasado 29 de agosto. La Ertzaintza baraja como hipótesis más fiable que la chica recogiera a algún conocido cuando se dirigía en su coche a encontrarse con sus amigas en Llodio (Álava) para acudir a las fiestas. Después, algo pasó y la joven acabó muerta. Entonces, el autor de la muerte habría conducido el coche hasta la estación de Miraballes, localidad cercana, en donde fue encontrado aparcado pocas horas después. Laura Orue, una joven sensata, según su familia y amigos, trabajaba desde hace cuatro meses en el restaurante de una casa de agroturismo de Zeberio, próxima a su caserío del barrio Zaldiaran. Allí, centró la Ertzaintza sus primeras investigaciones ante la sospecha de que algún huesped podría haberle acompañado en su automóvil. La joven abandonó su trabajo a las 0.30 para ir a su casa a cambiarse de ropa antes de acudir a la cita de la una y media con sus amigas. Fue lo último que se supo de ella. Hasta ayer que se encontró su cadáver. La familia y los voluntarios que denodadamente han buscado durante la última semana alguna pista habían perdido toda esperanza de encontrar a Laura con vida "pero hay que seguir buscando", reiteraban. Ayer, apenas tres horas antes de que llegara el momento previsto para concluir el rastreo, alguien descubrió un cuerpo semienterrado: el de la joven Laura. "Estamos todos destrozados", era la frase más repetida entre los habitantes de Zeberio.
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