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Los Quince se proponen otorgar a Turquía el estatuto de "candidata" a entrar en la UE

Xavier Vidal-Folch

ENVIADO ESPECIALEl fantasma de Turquía ya no atenaza a Europa. Los quince ministros de Exteriores de la Unión Europea (UE) ratificaron ayer en el Consejo informal mantenido en este pequeño pueblo lapón, lejanísimo de todo, su voluntad de acrecentar las relaciones con Ankara. Con matices, propugnaron otorgar al otrora enfermo de Europa el estatuto de "candidato" a incorporarse a su Unión. El mérito de esta revolución correspondió al ministro griego, Yorgos Papandreu, quien se ha distanciado del tradicional obstruccionismo heleno.

Empezaron por lo básico. Los Quince otorgaron a Turquía un paquete financiero diseñado entre Papandreu y el comisario Hans Van den Broek: 32,2 millones de euros para ayuda humanitaria y rehabilitación tras el terremoto de Izmit; un crédito del Banco Europeo de Inversiones (BEI) destinado también a la reconstrucción por algo más de 500 millones de euros; el desbloqueo de 150 millones para aproximación de legislaciones; y la promesa de "una cantidad sustancial" del programa Meda-2 (países mediterráneos) en el próximo año. Pero, sin embargo, no otorgaron los 750 millones bloqueados desde 1995 por Atenas, porque las arcas comunitarias no dan más de sí en estos momentos. "Grecia ha sido el país más eficaz en esta solidaridad", resumió la presidenta finlandesa, Tarja Halonen. "Todos hemos estado de acuerdo en incrementar las relaciones entre la Unión y Turquía", registró Halonen. Para ello invitaron a su colega turco, Ismail Cem, para que intervenga en el Consejo formal del día 13 de septiembre, una idea propuesta por el propio Papandreu.

Discutieron sobre si se debe otorgar a Turquía el estatuto de "candidata" a integrarse en la Unión, en paridad con los países del Este, un propósito inalcanzado por la presidencia alemana, que ahora se vislumbra viable para la cumbre de Helsinki, en diciembre. "Lo he dicho claramente, Grecia es partidaria no sólo de considerar a Turquía como candidata en igualdad de condiciones a los demás y sin discriminaciones, sino a que entre como miembro de pleno derecho en la Unión Europea", declaró Papandreu, consagrando el viraje político de Atenas.

El hijo pragmático del hipernacionalista Andreas relató que el nuevo clima se gestó hace casi un año, desde que se reunió con el ministro Cem y crearon foros de discusión sectorial que ya funcionan.

"El terremoto impulsó este enfoque, porque el sentimiento de solidaridad de los ciudadanos desbordó a los diplomáticos", confesó. Para disipar recelos, justificó que la europeización de Turquía "obedece a los intereses griegos de estabilidad regional y prosperidad económica". Atenas implicaría así a los Quince en sus agravios bilaterales.

Petición turca

"Nadie contempla ahora a Turquía como un miembro de la UE", precisó el alemán Joschka Fischer. Así, la nueva frontera es otorgar a Ankara el estatuto de "candidata", por lo que militaban Alemania, Francia, Holanda, el Reino Unido y, más discretamente, España, aunque Abel Matutes aseveró ayer que "desde siempre" lo apoyó. El primer ministro turco, Bulent Ecevit, lo pidió el 26 de mayo en una carta al canciller Gerhard Schröder, en la que por vez primera un líder turco se declaró "consciente de la necesidad de emprender reformas cara a cumplir los criterios esperados de un miembro de la Unión Europea en distintos ámbitos, en cualquier caso estamos decididos a llevarlas a cabo". En esta carta, hasta hoy inédita, Ecevit reclamaba "una perspectiva clara de adhesión, acompañada de un mapa de carreteras", o breviario de mandamientos, para conseguir el estatuto de candidata.

Todos se inclinaban por la doble idea: candidatura sí, líneas de comportamiento, también. ¿Qué es antes, el huevo o la gallina? La cumbre de Luxemburgo exigió en 1997 señales previas de que Ankara evolucionaba en el caso kurdo y en el litigio del Egeo y Chipre. El orgullo turco se irritó, considerando que se le imponían más condiciones que a otros, y Ankara se encastilló contra la Unión. Ahora puede cambiar.

Demandas europeas

Pero todos, de Matutes a Papandreu, rechazaron concretar ese mapa. El griego reiteró que pretende alcanzar "compromisos serios y mutuos de la Unión Europea y de Turquía", estos últimos sin concretar "porque ya conocen nuestras demandas" y prefiere no herirlos. La nueva flexibilidad griega fue matizada por la sueca Anna Lindh, quien sugirió que el mapa de carreteras a seguir por Turquía debe ser previo a la concesión del estatuto de "candidata". Con Suecia, Dinamarca siempre ha expresado recelos democráticos ante Ankara. Papandreu se mostró de acuerdo, pero aludió a que ambos raíles podrían ir "en paralelo": "Lo importante es comprobar que queda claro el compromiso" de cambios también desde Ankara, dijo. Atenas ha dado el primer paso, "ahora, ellos [Turquía] deberían responder con reciprocidad", sugirió.

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