¿Dónde está Dany?
"Nos estamos durmiendo", "¿dónde está Dany", "¡qué lata!", le gritaron los militantes ecologistas a Daniel Cohn-Bendit, Dany el Rojo, mientras éste discurseaba en el congreso de los Verts e intentaba explicarles la "tercera izquierda". Todo viene de un malentendido. Cohn-Bendit no es hoy el revolucionario de Mayo 68, sino un tipo simpático que intenta conciliar los intereses privados y de mercado con los públicos y colectivos. Y para él, el problema no es la propiedad, ni tan sólo la gestión, sino el control, la calidad y exigencia del control democrático y técnico. Demasiado elaborado, demasiado inteligente, demasiado sutil. "Se tiende a rechazar siempre la dificultad de cruzar el propio horizonte teórico", les dijo a quienes le abucheaban después de haber querido aclamarle como el hombre que plantaba cara a los engreídos socialistas.
El casi 10% de los votos obtenido por los Verts en las últimas europeas ha puesto alas a las ambiciones de algunos ecologistas. Unos, como Cohn-Bendit y Noël Mamère, creen que hay que volar solos, que en las municipales del 2001 hay que presentar listas propias, que hay que reclamar un sistema electoral proporcional. Mamère quiere reemplazar a Dominique Voynet al frente de los Verts o ser ministro también. Dany se conforma con tener razón y que se la den.
