Radio 3
Pocos periodistas españoles del último medio siglo pueden rivalizar con Eduardo Haro Tecglen en lo que respecta a su aguda inteligencia, su fino instinto de observador y su capacidad admirable de ser uno y múltiple, como un Pessoa del periodismo, con una pluma diferente para el análisis internacional, para el desbroce de la crónica nacional, para el artículo satírico, para la crítica de teatro, para el sesudo editorial, etcétera.En los últimos años, Haro nos fascina con sus cualidades de estilista contenido, en breves piezas con muchas ideas y numerosas comas, puntos y coma y dos puntos: una suerte de Azorín inverso.
Sirva lo precedente para dejar de relieve nuestra admiración por el indiscutible maestro Haro. Pero valga lo que sigue para reprocharle algunos brotes de innecesaria e injusta mala uva. Por ejemplo: ¿a qué viene, como hace en su artículo del día 24 de agosto, hablar de que ahora pueden destruir el aire de libertad de Radio3? Su director Federico Volpini, amén de llevar a gala el calificativo de "rojo" como el propio Haro, es un magnífico profesional que, por cierto, durante algunos de los gobiernos del PSOE no vivió sus mejores momentos en la radio pública.
Fue en la época del segundo Gobierno socialista, hacia 1986, cuando se purgó Radio3 y salieron los rebeldes, rojos en muchos casos, y fantásticos profesionales como Fernando Poblet, Juan Francia, José Luis Moreno Ruiz, el Manolo Ferreras de los buenos y libertinos tiempos y un etcétera demasiado largo y desdichado.
De modo, querido Eduardo, que te rogaríamos que no cambiaras la historia y no adjudicaras a la dirección actual de Radio3 unas purgas y una destrucción que tuvo lugar hace 13 años. Nadie duda de que gozas de una estupenda memoria. Pero, admirado Haro, es una memoria en ocasiones sospechosamente "selectiva".-
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