Un intento de rescatar a los rehenes fracasó el día 21
A la segunda fue la vencida. Cuando las autoridades españolas fueron informadas en la mañana de ayer de que la liberación de los cinco secuestrados en Irán iba a producirse en el transcurso del día contuvieron el aliento y la alegría. Nadie deseaba llevarse un nuevo chasco. Ya el pasado 21 de agosto, los servicios secretos iraníes, en cuyas manos se encontraba el caso, habían hecho sonar las campanas en falso, según pudo saber EL PAÍS de dos fuentes distintas. El primer intento de obtener la libertad de los rehenes fracasó por causas desconocidas."Se negociaba la operación y salió de forma inadecuada", manifestó, sin entrar en más explicaciones una fuente iraní, conocedora de las negociaciones. La confianza en la solución del caso era tal que el propio representante de la Oficina de Información Turística de Irán en España, Kamkar Emami, viajó ese día a Teherán con la intención de recibir en persona a los liberados. Emami confirma su viaje. "Estuve en Irán hasta ayer [por el lunes] y 24 horas después se ha producido la noticia", relata satisfecho por la liberación, aunque un poco contrariado por haberse perdido el gran momento. "Sí, hubo noticias en ese sentido la semana pasada, pero no sé si tanto como una operación. Digamos que un intento por parte de ellos y del Gobierno iraní por acelerar la liberación", admite con prudencia Emami cuando se le insiste sobre el asunto. En los días siguientes algunos periódicos iraníes se hicieron eco de la entrega a la policía por parte de las autoridades judiciales de los dos presos cuya libertad exigían los secuestradores. La solución parecía más cercana. Aunque ni las autoridades iraníes ni las españolas han querido entrar en las contrapartidas y concesiones realizadas, la prensa iraní no ha ocultado que el precio exigido por los secuestradores era la salida de la cárcel de dos miembros de su banda y la entrega de los cadáveres de otros cinco. Los "bandidos armados", el eufemismo que se emplea en Irán para referirse a los traficantes de droga, habían perdido a esas siete personas durante un enfrentamiento con las fuerzas de seguridad ocurrido a finales de julio, dos semanas antes del secuestro. Ya había precedentes: a mediados de junio, tres ingenieros italianos fueron capturados en la misma provincia por los narcotraficantes y liberados una semana después tras un discreto intercambio por algún miembro encarcelado de la banda. La preocupación por estos incidentes llevaba ayer al diario prorreformista Iran News a advertir en su editorial de que "cualquier acuerdo con los traficantes de droga no debe convertirse en una concesión que pueda animar a los criminales a continuar con esta odiosa práctica del secuestro". En un momento en que Irán intenta promover el turismo, el Gobierno de Teherán no tiene muchas alternativas.
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