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La fiscalía rusa busca en Suiza ayuda para localizar hasta 80.000 millones

Nikolái Vólkov, el fiscal ruso encargado de investigar la exportación ilegal de divisas de Aeroflot, viajó ayer a Suiza para entrevistarse con su homóloga Carla del Ponte y sus colegas de ese país, y estudiar "las diferentes demandas de ayuda mutua judicial". Vólkov revisará los documentos de la firma Andava, a través de la cual se cree se realizó la fuga de hasta 80.000 millones de pesetas. Andava se supone controlada por Borís Berezovski, el magnate ruso que tiene amistad con personajes muy cercanos al Kremlin.

Ya a principios de año, la fiscalía rusa solicitó ayuda a la justicia suiza para investigar los fondos provenientes de la corrupción que empresarios y altos cargos políticos rusos habrían depositado en bancos y sociedades suizas.Lo que están investigando ahora Vólkov y sus colegas suizos es el desvío de entre 300 y 500 millones de dólares (entre 48.000 y 80.000 millones de pesetas) pertenecientes a Aeroflot. Esta exportación ilegal de divisas se atribuye a Berezovski, que hasta principios de año controlaba la más importante compañía aérea rusa. El caso Andava tuvo en jaque a Berezovski en la pasada primavera, cuando se dictó orden de búsqueda y captura contra él, pero después, el magnate, que es amigo de Tatiana Diachenko, la hija y asesora de Yeltsin, logró que se revocara la orden y pudo regresar al país.

Ahora, el tiempo se está nublando nuevamente sobre Berezovski: Yeltsin está descontento por los intentos del multimillonario empresario de formar un nuevo partido para postular un candidato propio a las elecciones presidenciales del 2000 y, según algunas fuentes, ya no quiere saber nada de él. Berezovski no está de acuerdo con la candidatura de Vladímir Putin, al que tampoco quería ver como primer ministro, y en su lugar proponía al general Alexandr Lébed. Sin embargo, mientras cuente con la protección de Tatiana y del influyente Anatoli Chubáis, Berezovski tiene poco que temer, más aún si se tiene en cuenta que domina gran parte de los medios de comunicación de Rusia.

Es posible que también viaje a Suiza Gueorgui Chuglázov, el fiscal que investiga el caso Mabetex, que ha salpicado no sólo a altos funcionarios rusos, sino incluso al mismo Yeltsin y a sus hijas Tatania y Yelena Okúlova. A esta firma helvética, que hizo obras en el Kremlin y la Casa Blanca rusa, se le atribuye la entrega de cientos de millones de dólares en comisiones ilegales, que habrían ido a parar a cuentas bancarias de rusos en el extranjero, particularmente en Suiza. Además, habría financiado sendas tarjetas de crédito del presidente ruso y sus dos hijas y colocado un millón de dólares en un banco húngaro a disposición de Yeltsin. Pero Behgjet Pacolli, propietario dee Mabetex, niega estas acusaciones, y el Kremlin niega que Yeltsin tenga o haya tenido cuentas en otros países, aunque guarda silencio sobre las tarjetas.

A la larga lista de altos responsables rusos presuntamente implicados en esta retahíla de corrupción -especialmente en el caso de blanqueo de dinero a través del Bank of New York por valor de hasta 15.000 millones de dólares (2,5 billones de pesetas)-, ayer se sumó otro nombre, el de Víktor Chernomirdin. Según el semanario norteamericano Newsweek, que se basa en fuentes de la CIA, el ex primer ministro ruso tuvo negocios con Semión Moguilévich, el mafioso que está detrás del presunto lavado de dinero en Nueva York. Las mismas fuentes dicen otro tanto de Chubáis, el padre de la criticada privatización rusa y actual jefe de la campaña electoral de la Unión de Fuerzas de Derecha.

Chernomirdin lo niega todo y asegura no tener cuentas bancarias ilegales en el extranjero, además de desmentir que Yeltsin esté implicado en casos de corrupción.

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