Francia e Italia disponen de campamentos estables para alojar a gitanos rumanos
Las instituciones madrileñas afrontan este verano una situación bien conocida en otras ciudades europeas: la llegada masiva de nómadas gitanos procedentes de países del Este. Un hecho que en Madrid saltó a la luz tras la polémica expulsión en julio de 500 rumanos del barrio de Malmea (Fuencarral). La solución madrileña, hallada a trompicones, ha sido alojarles en campamentos provisionales. Una medida que en Francia e Italia está mucho más avanzada. En Roma, el Ayuntamiento dispone de siete campamentos estables para estos nómadas (hay cerca de 7.000). En Francia, una ley obliga a los municipios de más de 5.000 habitantes a reservar espacios dignos para los "itinerantes", aunque muchos ayuntamientos no la cumplen.
- Madrid. Hasta este año, nunca había existido en Madrid un asentamiento de nómadas del Este tan grande como el de Malmea, con unos 600 gitanos rumanos malviviendo en tiendas y furgonetas. El 8 de julio, el Ayuntamiento de Madrid, tras numerosas quejas vecinales, decidió expulsar a estas familias. La versión oficial sostiene que no hubo expulsión, sino una "operación de limpieza", pero los afectados, en su mayoría sin papeles, aseguran que se fueron porque la policía les amenazó con repatriarles. Tras el atropello de un niño, muchos de los expulsados, con sus hijos, acamparon a la intemperie junto al hospital de La Paz. Ante las críticas del Defensor del Menor, el Ayuntamiento los alojó en San Roque (Fuencarral), mientras buscaba una solución. Finalmente, las instituciones decidieron levantar cuatro campamentos de tiendas de campaña con cocinas y baños para 355 rumanos. Pero, al llegar agosto, 270 se marcharon a la costa para vender mejor la revista La Farola. Sólo fueron realojados los 85 que quedaban.Días después regresaron 131 de los desaparecidos, a los que se sumaron 139 recién llegados. El plan de integración se aplicará sólo a 216 inmigrantes (los 85 ya realojados y los 131 retornados). Vivirán tres meses en los campamentos con apoyo de la Cruz Roja y la Comisión Católica de Migraciones. Pasado ese tiempo se evaluará su nivel de integración para ver si se quedan en España. "Madrid no se puede convertir en el único punto de acogida de estos ciudadanos", afirman los responsables municipales, que reclaman que todas las localidades españolas de más de 100.000 habitantes cuenten con un campamento para nómadas. La alcaldesa en funciones, María Tardón, pidió ayer a las instituciones europeas que se impliquen en la atención a los grupos de inmigrantes, un problema que, dijo, desborda las esferas municipales, autonómicas y estatales.
- Italia. En Roma, la inmigración ilegal de gitanos del Este es un fenómeno conocido desde hace más de diez años. En la capital italiana viven aproximadamente 7.000 gitanos, la mayoría del Este, pero el flujo de nómadas hacia esta ciudad es continuo. Los gitanos están repartidos en 32 poblados, de los cuales sólo siete están amparados por el Consistorio y tienen servicios básicos y caravanas.
El resto son núcleos chabolistas. Entre ellos está Casilino 700, uno de los más grandes de Europa. Ocupa 11 hectáreas y acoge a un millar de gitanos de diversas etnias; la mitad, inmigrantes en situación irregular. De este grupo, 500 son rumanos, pese a que en Roma son más numerosos los procedentes de la ex Yugoslavia. En los últimos dos meses, la Policía Municipal ha tenido que vigilar este gigantesco asentamiento día y noche por las fuertes tensiones étnicas internas, ya que en él viven, además de gitanos del Este, 200 marroquíes.
Por los numerosos problemas de seguridad e higiene de Casilino700, el Ayuntamiento de Roma ha decidido realojar a sus habitantes en cuatro campamentos situados a 10-15 kilómetros del centro y equipados con alcantarillado, agua y luz. Cada familia, además, recibirá una caravana (que cuesta tres millones de pesetas) en régimen de uso. Para coordinar el desmantelamiento de Casilino 700, el Consistorio romano ha creado una oficina especial y ha invertido 815 millones de pesetas, una cifra insuficiente.
Pese a estas medidas, el problema de los nómadas gitanos en Roma está muy lejos de solucionarse, según Enrico Serpieri, responsable municipal de los programas sociales con estas familias. Es difícil encontrar lugares donde realojar a estas familias, ya que despiertan el rechazo vecinal: se les acusa de ser sucias, de robar y de tener una convivencia difícil. En uno de los realojamientos se colocaron carteles criticando el apoyo social a los inmigrantes. En ellos se leía: "Es mejor ser gitano del Este que italiano".
- Francia. En Francia viven entre 300.000 y 350.000 itinerantes, informa . El 95% de esta población es de nacionalidad francesa y más de la mitad tiene un domicilio fijo, y sólo en verano, durante las peregrinaciones de agosto, se sube al carromato.
Una ley de 1990 obliga a los ayuntamientos de más de 5.000 habitantes a disponer de un espacio público para acoger a los itinerantes. Ese lugar debe ofrecer un mínimo de comodidades (servicios sanitarios y recogida de basuras) y de seguridad. Pero sólo el 30% de los ayuntamientos cumple la ley, y en muchos casos lo hace sin respetar su espíritu, pues el espacio ofrecido es insuficiente, lo que permite a los alcaldes ordenar la expulsión de todas las caravanas.
Cada año, a finales de agosto, en el aeródromo de Lure (noreste), se reúnen más de 5.000 caravanas durante la Convención Evangélica Gitana. No es la única gran reunión veraniega. En Alsacia también las conocen. El alcalde de Selestat, al sur de Estrasburgo, amenazó esta semana con expulsar a 80 familias itinerantes debido a que se han instalado en el campo de deportes, en vez de hacerlo en el espacio que les reserva el Ayuntamiento. "El terreno puesto a su disposición admite hasta 60 caravanas. Las demás deben marcharse", ha dicho el alcalde.
Otros ayuntamientos muestran menos espíritu de colaboración. En Ville-la-Grand (Alta Saboya), el alcalde ordenó verter toneladas de tierra sobre el lugar en que se encontraban 50 caravanas para empujar a los itinerantes a buscar otro "domicilio".
Un portavoz de una agrupación gitana afirma: "Los alcaldes nos obligan a comportarnos así. Si pedimos permiso de residencia para seis caravanas, nos lo niegan en el mejor de los casos, y en el peor dejan que algunos vecinos vengan a provocarnos. Sólo siendo muchos podemos defendernos".
- Alemania. Aquí también existen campamentos para nómadas, buena parte de ellos gitanos, aunque su creación y su funcionamiento dependen de cada municipio, informa Pilar Bonet. En 1998, la policía abrió expedientes de expulsión del país por estancia ilegal a 40.000 inmigrantes. La mayoría, 13.000, procedía de la antigua Yugoslavia y 4.000 eran rumanos.
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