Otro apuñalamiento, el quinto durante la Feria de Málaga, pone en duda la seguridad del recinto Celia Villalobos respalda a la policía y asegura que los sucesos son "una raya en el agua"
El dispositivo de seguridad que el Ayuntamiento de Málaga ha puesto en marcha para esta edición de la Feria es el mayor que se ha desplegado hasta ahora. Y sin embargo, en lo que va de fiesta se han producido ya cinco incidentes con navajas de por medio. El primero le costó la vida a un chaval de 19 años que trabajaba con su padre en un puesto de patatas. El último tuvo lugar en la madrugada de ayer, y envió al hospital a otro joven -el cuarto herido- con una cuchillada en la espalda, aunque ayer por la tarde fue dado de alta. La alcaldesa de Málaga, Celia Villalobos, se mostró consternada con estos brotes de violencia. El Ayuntamiento había tirado este año la casa por la ventana en el asunto de la seguridad. Aparte de tener una media diaria de 522 policías repartidos entre el Centro y el Real, la zona de las casetas para la juventud del Cortijo de Torres cuenta con la vigilancia especial de agentes de la unidad de Caballería del Cuerpo Nacional de Policía. Coordinación El dispositivo de seguridad está coordinado con los servicios de urgencia de Protección Civil, Bomberos y unidades de atención sanitaria de Cruz Roja y el 061. Sin embargo, los cinco sucesos ocurridos hasta ahora en la Feria han puesto en cuestión la efectividad del aparato desplegado. Uno de los aspectos que está generando más polémica es la cuestión de si realmente está garantizada la seguridad en la zona del Real destinada a la juventud. Para evitar que el ruido de la música y el tipo de movida que se genera en estas 23 casetas molestase a otros feriantes más tranquilos, se decidió apartarlas del resto y situarlas en torno a la Caseta Municipal de la Juventud, junto al lugar destinado a las atracciones mecánicas. La zona permanece acotada y hay un agente de policía cada 400 metros. Aparte, cada noche cinco policías nacionales a caballo la recorren periódicamente, y también hay agentes de paisano. A los jóvenes no les gusta sentirse tan vigilados. "Yo no voy allí, aquello parece un gueto", dice Alicia, una chica de 18 años que, de todas formas, asegura que prefiere una movida más tranquila. "Aquello es como una zona de movida cualquiera, y además está más oscura que el resto", explica. Es cierto: la zona destinada a la juventud es la única que no está iluminada en todo el Ferial. En esta parte del Real se realizan controles regulares y cacheos. Según los datos que ofreció Celia Villalobos, hasta ayer se habían requisado 50 machetes y ciertas cantidades de droga, aunque ninguna de importancia. Pero el primer y el último apuñalamiento, los únicos que se han producido en el Real, han tenido lugar en las cercanías de estas casetas, y el área de Seguridad del Ayuntamiento no descarta la posibilidad de volver a disgregarlas para ediciones venideras de la Feria, "aunque siempre se haría con el consenso de los jóvenes", puntualiza Manuel Ramos, concejal delegado del área.Ramos asegura que estos incidentes no deben llevar a pensar que la Feria de Málaga es insegura: "Hay que tener en cuenta que este año se van a superar los seis millones de visitantes. Es mucha gente, y este tipo de altercados se desarrollan muy aprisa. No son bandas organizadas, ni gente que llame la atención. Son unos pocos descontrolados en una Feria que es naturalmente pacífica". El Real no ha sido el único escenario de reyertas. Tres de los apuñalamientos se produjeron en el Centro. El primero fue el lunes a mediodía en la Plaza de Uncibay, por una discusión. Después hubo otro en un robo en la Plaza de la Marina, y un tercero en la calle Madre de Dios por un problema de tráfico. Por si fuera poco, ayer por la tarde se produjo una pelea a botellazos en la zona de pubs del Centro. La seguridad no ha sido el único elemento cuestionado en la Feria. Dos testigos del apuñalamiento mortal de Juan Antonio V. F. presentaron una queja formal al concejal de Seguridad porque la ambulancia tardó casi 20 minutos en recoger al herido. Ramos se defiende: "Las ambulancias están tardando una media de cinco minutos en cubrir las asistencias. Es verdad que en este caso se tardó más, porque las seis ambulancias de que dispone el Ayuntamiento estaban ocupadas cubriendo otras urgencias, pero la desgraciada muerte de este chaval no se produjo por la tardanza, que no es desmesurada, sino porque tenía dos puñaladas mortales en el hígado". La Cruz Roja y el 061 están colaborando con los servicios municipales en la asistencia sanitaria. Manuel Bayona, jefe de servicio del 061, asegura que la mayor parte de las llamadas que reciben se refieren a intoxicaciones etílicas. "Nosotros no asistimos estos casos, porque nuestras unidades móviles tienen que asistir urgencias más graves. Si nos llaman para algo así, avisamos a la Cruz Roja o a otro servicio de ambulancias", dice.
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