El Banco de Japón enfría el optimismo oficial y prevé descensos en el empleo, los salarios y la inversión
El banco central japonés, que preside Masaru Hayami, ha enfriado las expectativas creadas por el Ejecutivo nipón de mejora de la evolución de la economía. En su último informe mensual, que hizo público ayer, el Banco de Japón concluye que la economía no muestra signos claros de reactivación, y que debido a la reestructuración que están llevando a cabo las empresas, se prevé descensos en el empleo, los salarios y menos inversión. No obstante, asegura que "la economía ha dejado de degradarse y la moral de las empresas está mejorando".La semana pasada, el director de la Agencia de Planificación Económica (EPA), Taichi Sakaiya, dio a conocer el dato final -el 2% frente al 1,9% provisional- del crecimiento de la economía japonesa correspondiente al primer trimestre del año. Sobre esta revisión al alza, el primer ministro nipón, Keizo Obuchi, anunció que el Gobierno estudia la adopción de nuevas medidas presupuestarias que alimenten la reactivación. Unas medidas, sin concretar, que vendrían a sumarse al gigantesco plan de relanzamiento aprobado por el Gobierno el año pasado, y al que destinó 40 billones de yenes, 300.000 millones de euros (49,9 billones de pesetas).
El Banco de Japón asegura en su informe que "los signos de recuperación de la demanda privada no son todavía constantes". Al tiempo recuerda que la tasa de paro alcanzó en junio niveles mñaximos al situarse en el 4,9% -un incremento del 0,3% sobre el mes precedente-, lo que implica que 3,29 millones de personas buscan empleo. Entre los puntos positivos, la autoridad monetaria nipona señala la mejora constante en la gestión de las existencias y en los entornos financiero y, especialmente, bursátil.
Las conclusiones del informe de la entidad que preside Masaru Hayami se alinean más con las tesis que hizo públicas la semana pasada el Fondo Monetario Internacional (FMI), que aseguraba que el futuro de la economía japonesa sigue siendo "incierto", que con la velada euforia del Gobierno japonés.
Precisamente, uno de los aspectos del actual crecimiento de la economía nipona que pone en sordina el FMI es el peso que tiene la inversión pública. Según reconocía el propio Gobierno, el reflejo de esta partida en el crecimiento de la economía fue en el primer trimestre del 3,1%, frente a unas previsiones del 2,5%. El otro factor que está influyendo positivamente es el comportamiento del consumo privado, cuyo peso en el resultado final del PIB de los tres primeros meses del año fue del 1,5%, dos décimas por encima de lo esperado.
Una tendencia, la de la demanda de bienes, que el Banco de Japón no tiene claro que se vaya a consolidar en los próximos meses, sobre todo a la vista de las no muy optimistas expectativas sobre la evolución del empleo a corto plazo.
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