Letrados de un 'muerto'

Los hermanos Goerens se han convertido en los letrados de un muerto. Hace trece meses que Francisco Paesa, a través de su hermana María, funcionaria del Congreso de los Diputados, insertó una esquela en este diario en la que anunciaba su falsa muerte e incineración en Tailandia. La policía y el Ministerio de Asuntos Exteriores español confirmaron, días después, la falsedad de la noticia. Su desaparición coincidió con dos órdenes internacionales de búsqueda y captura dictadas por Suiza y por España.No obstante, los Goerens reniegan del desaparecido Paesa. Ambos han evitado responder a las preguntas de este periódico, aunque en 1997 Jean Paul remitió un fax a EL PAÍS en el que aseguraba que no conocía a Paesa, se escudaba en el secreto profesional y añadía que no habían tratado, "ni directa ni indirectamente", ningún asunto sobre España. "No guardamos fondos o activos relacionados con asuntos españoles. La información debe solicitársela a las personas físicas o a las sociedades que ustedes creen han sido clientes de nuestro estudio", decía el letrado, colegiado en Luxemburgo en 1985.

El cerco a los hermanos Goerens podía haberse cerrado en 1995, año en el que ya se conocía su activa participación en la ocultación del botín de Roldán, pero los fiscales Daniel Campos y Alejandro Luzón no los persiguieron entonces porque "la aprehensión del dinero no era relevante a nivel penal y la carrera tras los 1.700 millones podía ser interminable".

Al tratarse de un caso con preso preventivo había que cerrar la instrucción en los plazos legales, según explican fuentes judiciales. Ahora, con Roldán condenado, la maratón tras la fortuna del exdirector general de la Guardia Civil continúa. Los pronósticos son pesimistas.