Brindis a Julio Robles
Las faenas de los toros segundo y tercero fueron brindadas por los respectivos matadores al maestro Julio Robles, que por vez primera acudía a la Monumental desde que en este ruedo toreara su última corrida hace ahora diez años. Fue lo más emotivo de una tarde bastante gris porque trajo a la memoria de los aficionados, que lo acogieron cariñosamente, los recuerdos de triunfales actuaciones y de la personalidad del gran diestro abulense-salmantino.Poco o casi nada se vio en esta corrida, con cartel modesto, a base de toreros a los que ya pasó su oportunidad y que actualmente torean muy poco (entre los tres habían sumado este año sólo cuatro corridas antes de ésta).
La corrida de Sánchez Cobaleda tuvo un ejemplar excelente, el primero, noble, suave y también boyante en la media distancia. Segundo y tercero se quedaron muy cortos y reservones a medida que transcurría su lidia, y el cuarto dio espectáculo al acudir raudo por tres veces al caballo, aunque luego se acostase algo por el derecho y aprendiese durante la no muy eficaz lidia que se le dio. Los dos astados de la desconocida ganadería de Ramón Flores Sánchez dieron poco juego, además de tener muy poca fuerza, cantando clamorosamente su mansedumbre el sexto al refugiarse en terrenos de toriles.
Cobaleda / Norte, Chiquilín, Pauloba
Cuatro toros de Sánchez Cobaleda, de juego desigual, y dos (5º y 6º) de Ramón Flores Sánchez, flojos y mansos. Julio Norte, ovación; aviso y silencio. Chiquilín, silencio y ovación. Luis de Pauloba, aviso con silencio; ovación.Plaza Monumental, 15 de agosto. Un tercio de entrada.
El peor lote
Lo más torero de la tarde lo hizo, con el peor lote, Luis de Pauloba, que en su primero había intentado lucimiento infructuosamente. Al sexto le dibujó algunos lances extraordinarios y el principio del muleteo, dobladas y pases de trinchera; fue torerísimo, siguiendo con firmeza y sosiego, aunque la mansedumbre del astado no permitiese más que apuntes de calidad. Pauloba, además, esta vez estuvo breve con los aceros.Julio Norte dio algunos muletazos de buen corte al excelente primero, pero estuvo falto de reposo y lo mató de pinchazo y estocada baja. Había que ponerle el cuarto, que llegó un poco crudo a la muleta, y Norte no lo hizo, a pesar de su voluntad, muy poco centrado con franela y desacertado con el pincho (pinchazo, media y diez descabellos).
Tampoco estuvo centrado Chiquilín, que intentó su toreo vertical y perfilero con poco éxito y regular confianza, alargando mucho los trasteos. Su lote fue bastante deslucido (distraído y mirón el segundo; mansurrón y parado el quinto). En su segundo, sólo se quedó quieto cuando el toro no pasaba; si lo hacía, el diestro de Córdoba mostraba una cierta prudencia.
Babelia
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