No cerrar puertas
Comprendo que para el presidente de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves, pensar siquiera en que IU pueda entrar en el Gobierno andaluz tras las próximas elecciones autonómicas no sólo sea profundamente desagradable, sino que será también lo último que haga, si puede evitarlo. La agresión de la que fue objeto tras las elecciones autonómicas de 1994, que no se circunscribió al terreno político, sino que se extendió al personal y familiar, explican sobradamente la posición del presidente expresada públicamente esta misma semana. Creo, sin embargo, que sería bueno que IU se incorporara al Gobierno andaluz. IU ha participado en el Gobierno de la Comunidad Autónoma de Madrid cuando era dirigido por el PSOE, sin que se plantearan graves problemas de convivencia entre ambas formaciones políticas ni se produjeran acusaciones de deslealtad por cualquiera de ellas. No hay ninguna razón para pensar que en Andalucía las cosas tendrían que ser distintas. Al contrario. Como decía ayer Diego Valderas, "IU está dispuesta a asumir responsablemente el reto que nos demanden los andaluces para gobernar la comunidad". No tengo la menor duda de que lo dice sin reservas de ningún tipo. Es bueno que se hayan dado cuenta, aunque no se atrevan a decirlo abiertamente, que fue un error no poner fin en 1994 a la anomalía histórica que ha supuesto para IU haber quedado permanentemente fuera de juego en la región en que más fuerza tenía. La fiabilidad de IU ahora como socio no plantearía con seguridad problemas. El PSOE debería ser sensible a este cambio de actitud de IU. La vida es muy larga y la política da muchas vueltas. No hay que olvidar nada, pero tampoco se puede uno quedar preso de los recuerdos, de los malos recuerdos. Es posible e incluso probable que IU vaya a salir extraordinariamente debilitadas de las próximas elecciones tanto generales como autonómicas. Es posible que quede por debajo del umbral mínimo a partir del cual podría aspirar a entrar en el Gobierno andaluz. Pero el que vaya a ser así en las próximas elecciones, no quiere decir que vaya a serlo también en las que vengan después. Y que su concurso, sea del tamaño que sea, no resulte necesario en el futuro, para enfrentarse a la derecha española. Cada elección hay que competirla como si fuera la última y la única. Pero sabiendo que detrás van a venir muchas otras. Y que todo lo que no sea sumar es restar. El PP lo ha podido comprobar tras el 13-J. El PSOE no debería incurrir en el mismo error. Por eso lo mejor sería que no se cerraran puertas que después sería conveniente que estuvieran abiertas. En el inmediato pasado se han hecho tantas cosas mal en la izquierda española en general y andaluza en particular, que sería bueno que no se repitieran. Es, además, una demanda que empieza percibirse con claridad en el cuerpo electoral. La forma en que han sido entendidos los últimos pactos es buena prueba de ello.JAVIER PÉREZ ROYO
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