_
_
_
_
Tribuna:LA PAELLA DE LAS VANIDADES: GUILLEM MARTÍNEZ
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Fantasía árabe

- Deja que te cuente, limeña. Noticia de día: Gil, firmemente decidido a aumentar el nivel de vida de los ceutíes, empieza a hacerlo con una concejala socialista. Noticias del corazón: a) Nieves Herrero aparece fotografiada en bañador, justo la semana en la que, con todo eso del eclipse, no hay quien pille unas gafas de sol con factor de protección chorrocientos; b) Isabel Pantoja se saca novio; el cargo de Viuda de Esssspaña pasa automáticamente a su anterior titular, una tiranosauria rex expuesta en el Museo de Ciencias Naturales, sala Historia de la Copla; c) primeras fotos de un Borbón en pelota picada; se trata del hijo de los Marichalar.- Escenas de lucha de clases en Marbella. Bueno. Me voy de copas por Marbella, pero por el camino me encuentro a Marbella, que ha adoptado la forma de fiesta de inauguración de una joyería a la que acude parte del who is who marbellí. Grandes hitos del party: Gunila -esa señora es la fantasía de un dentista: cuando ríe, es decir, siempre, abre la boca y enseña hasta los molares-, el modisto de Rocío Jurado -es un señor con americana blanca; y no un drag queen con bastón blanco, como todo parecía indicar- y Jose Toledo, nieta política de Franco, lo cual no es nada de otro mundo: esta semana se ha demostrado que, políticamente, todos somos nietos de Franco. La joyería, descripción: en vez de canapés, sirven sushi. Producto estrella: una escultura de mármol; das una palmada, una puerta de mármol se abre y deja ver una caverna de Alí-babá y una esmeralda de pvp 70 millones, pollo. Descripción del entorno: señoras que han pasado tantas veces por el quirófano que podrían ser de Sarajevo. Las hay despistadas, que se pusieron los labios la semana en la que los médicos sólo colocaban pechugas. Nunca, snif, podrán ir a Zaragoza, pues el perímetro de sus labios les impide pronunciar la palabra Zaragoza ante una taquilla de Renfe. Un señor muy simpático lleva en la solapa una insignia un poco nazi.

- Banús la nuit. En la Península sólo se han producido tres respuestas ante la llegada de musulmanes: 1) La operación paso del Estrecho, 2) la operación que no pasen el Estrecho y 3) la operación venga a Terrassa, no se haga el estrecho y aporree un musulmán. Un paseo nocturno por Marbella la nuit invita a pensar que Marbella es la cuarta formulación al respecto. En Marbella, un multimillonario árabe, un emir, o un miembro de la nobleza saudí, es recibido con los brazos abiertos, con solidaridad y con épica multirracional y onegetista. Por Banús avanzan los árabes con una sonrisa que no se les quita de la boca, una sonrisa que contrasta con el rostro de los turistas europeos y nativos -mucho más con la no sonrisa de los emigrantes africanos-, y que invita a pensar que los árabes tienen su sensibilidad resuelta. La sensibilidad resuelta: los restaurants de Banús están repletos de grupos de árabes. Son chicos y chicas mezclados, que disfrutan de la igualdad, se tiran los tejos, comen, beben y hacen trizas la visa de papá. En un bar de Banús veo un grupo de adolescentes árabes. Tienen las hormonas al baño María, visten de capitanes y capitanas de quince años y juegan al futbolín chicos contra chicas. Muchos magrebíes jamás tendrán la oportunidad de saber que la vida también es eso. Ni sus primos árabes ni sus primos íberos se lo explicarán. Bueno. Cambio de tercio. Olivia Valere, una discoteca que está entre la Mezquita y Puerto Banús, es una disco de una arquitectura fascinante. Parece una mezquita. Es como una mezquita. Pero por lo civil. Ahí va el Gotha árabe a pegarle al morapio y a hacer lo de aquellos adolescentes con el futbolín. Generalmente está lleno de famosos cañís. Yo no tengo suerte. Sólo localizo a una señora que sale por la tele y que tiene superpoderes adivinatorios. Está mirando al vacío. Quizás pregunta al más allá lo que yo me estoy preguntando más acá: "¿he leído mal, o son 29.000 púas por una botella de JB?". Nota: antes de abandonar Puerto Banús, me cuadro y hago un minuto de silencio ante el restaurant de Espartaco Santoni, ese gran ideólogo. La prueba de que no hay vida en Marte es que, si la hubiera, Espartaco se la habría, ejem, tirado. Brindo por él.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_