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Tribuna:LA REFORMA DEL COI
Tribuna
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El comienzo de la transición olímica

El autor analiza los pasos de la comisión COI 2000, creada por Samaranch para deseñar el camino del futuro olimpismo.

A finales del año pasado y principios de éste la tupida malla de éxitos económicos y deportivos que principalmente había urdido Samaranch al frente del Comité Olímpico Internacional (COI) durante casi 20 años parecía impotente para parar el aluvión de críticas económicas, políticas y éticas, todas ellas negativas, que se abalanzaron sobre la organización gobernada desde Lausana.La habilidad personal y el inconmensurable espíritu de supervivencia de Samaranch fue el ungüento que suavizó momentáneamente la situación; su dominio de los resortes internos de la organización olímpica y de sus personas le facilitó el suspiro transitorio; la creación de la Comisión COI2000, con el cometido de proponer las reformas precisas en lo tocante a la estructura y funciones del COI, situación de sus miembros y procedimiento de elección de las sedes, entre otros extremos, fue el cauce para abordar la reforma olímpica que el veterano presidente arrancó del pleno de este organismo el 18 de marzo pasado. A partir de ahí había que poner música a la partitura. Una comisión que integrara los intereses en juego, deportivos, económicos y hasta políticos, acompañada de personalidades que dieran altura al órgano que se creaba y arroparan al dirigente español en su difícil empeño, fue la fórmula escogida. La Comisión COI2000 cumple con este designio bastante bien: junto a los cardenales olímpicos (entre otros, Vázquez Raña, Hodler, Schmitt, Gosper, Killy, de Merode, alguno de los cuales aspira a ser el próximo titular del cetro olímpico), allí toman asiento las grandes federaciones internacionales (principalmente Nebiolo, atletismo, y Blatter, fútbol), los comités olímpicos nacionales (por ejemplo, Hybl, presidente del norteamericano), los atletas (así, campeones olímpicos como Koss, Bubka y Bulmerka) y personalidades mundiales arropantes (Kissinger, Butros-Ghali, Agnelli, como principales tenores); por fin, una discreta muestra de los intereses económicos en juego y de los estudiosos de la materia pone la guinda.

Mayor representación

El invento se puso en marcha con su constitución los pasados 1 y 2 de junio en Lausana. El discurso de Samaranch, que, a pesar de las dudas iniciales, dejó abiertas las puertas a las reformas que la Comisión COI2000 propusiera, fue el pistoletazo de salida. El debate que continuó fue vivo e intenso. La situación se desveló pronto como no tan de color rosa. Las heridas de las denuncias de corrupción, con la expulsión subsiguiente de ciertos miembros del COI, dejaron huella en las intervenciones de comisionados procedentes de zonas geográficas particularmente afectadas por el problema: que no se confunda -se repitió- la existencia de supuestos concretos de corrupción (por cierto, se ha satanizado a los corrompidos y ¿quién habla de los corruptores y de sus responsabilidades?, subrayó el ex presidente del CONI italiano, Pescante). Pero las intervenciones no tardaron en poner el dedo en la llaga: los temas principales que había que abordar sin dilación eran los relativos a una mayor representación de los intereses confluyentes en el movimiento olímpico, y, conectado con esto, las reglas de la elección y permanencia de los miembros así como sus derechos y obligaciones, los relacionados con una mayor transparencia y control económicos en todo y los derivados de la fijación de un procedimiento para seleccionar las sedes que evitara los sucesos recientes. En otras palabras, las federaciones internacionales quieren mayor representación en el pleno del COI y en su comité ejecutivo (Nebiolo lo dijo bien claro y contundente); ha llegado la hora de los atletas olímpicos en activo (Koss, campeón olímpico, fue reiterativo en tal sentido) y el mundo anglosajón insiste hasta la saciedad en la correcta gestión económica y la transparencia de los dineros olímpicos (Uberroth, el organizador de los Juegos de Los Ángeles, no tuvo pelos en la lengua en este punto). En fin, todo resumido en dos ideas mayoritarias: la primera, que es una oportunidad única que no puede ser desaprovechada, porque quizá no haya ya otra, como insinuó Josep Miquel Abad, una de las cabezas de la organización de los Juegos de Barcelona, en sus palabras del primer día; la segunda, que es preciso mantener la esencia olímpica cimentada en el predominio de la pertenencia al COI a título personal, lo cual podrá ampliarse y adaptarse en favor de federaciones internacionales y comités olímpicos nacionales, pero sin sobrepasar nunca la frontera de lo sustancial a lo olímpico; en síntesis, cuajó sólidamente la postura de un sí a la evolución organizativa y un no tajante a la revolución. Todo esto desembocó en un informe preliminar que la comisión reformadora aprobó para su elevación al pleno del COI, en junio, en Seúl. De este informe sobresale, primero, la necesidad de establecer un sistema de representación que tenga en cuenta los aproximadamente 200 comités olímpicos nacionales existentes y las 35 federaciones internacionales; segundo, lo imprescindible que es el incremento del papel de la mujer en el deporte olímpico, y, tercero, lo inaplazable que resulta reflejar la importancia decisiva de los protagonistas olímpicos, los atletas. No menos destacado es el respaldo definitivo a que los cauces de selección de las sedes sean más claros, limpios y menos costosos que hasta ahora; por último, se consagra lo inaplazable de una mayor transparencia en las distintas vertientes del fenómeno olímpico, extremo que pide, por ejemplo, definición de las condiciones y reglas para la elección de los miembros del COI, de sus derechos y obligaciones y del término temporal de su mandato.

Informe en octubre

A partir de aquí los grupos de trabajo constituidos (primero: composición, estructura y administración del COI; segundo: funciones, y tercero: procedimiento de selección de las sedes de los Juegos) tienen que desplegar un trabajo intenso que desembocará, si todo transcurre bien, en un informe definitivo de la Comisión COI2000 para finales de octubre, que se espera poder someter después a la decisión definitiva del pleno del COI de finales de año. A mi juicio, ha empezado, pues, la transición del organismo internacional del olimpismo. La duda en los primeros compases reside en si los poderosos y variados intereses existentes van a tolerar que se llegue ahora a donde, antes o después, no quedará más remedio que llegar. De aquí a finales de diciembre tendremos la respuesta.

Luis María Cazorla Prieto, catedrático de Derecho Financiero y Tributario, abogado, es miembro de la Comisión COI2000 y de su comité ejecutivo.

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