"Hemos encontrado motivos para ir a la Fiscalía Anticorrupción"
El nuevo alcalde de Estepona (PSOE) está dispuesto a demostrar a los que votaron a Jesús Gil Marín que se equivocaron. Antonio Caba, abogado de 35 años, está convencido de que su mandato se va a caracterizar por la transparencia.Caba está convencido de que el recurso que Gil Marín puso en la Junta Electoral era una treta para ganar tiempo y borrar pistas de presuntas irregularidades. Pregunta. En el acto de investidura anunció punto final a la vendetta contra el ex alcalde Jesús Gil Marín. ¿Lo sigue manteniendo? Respuesta. Sin duda ninguna, pero lo que no puedo hacer es obviar irregularidades, sean civiles, penales o administrativas, porque sería una dejación de funciones por mi parte y me convertiría en cómplice. La gente que ha votado a Gil es porque desconoce el daño que ha hecho a Estepona y se les va a hacer ver. Quiero que cuando pasen estos cuatro años sepan perfectamente que estaban equivocados. Pero los concejales del GIL pueden tener claro que van a gozar de todos los derechos constitucionales, todos los que nos han negado ellos durante cuatro años. P. ¿Cómo se ha encontrado el Ayuntamiento? R. Me recuerda a la llegada de Napoleón a Moscú cuando el Gobierno zarista arrasó las cosechas para que el enemigo no pudiera alimentarse. Los ordenadores tienen la memoria borrada. Se han llevado abrecartas, lapiceros, bolígrafos, folios. La caja fuerte está cerrada y no nos han dejado el número. Cualquier gobierno normal y democrático saliente hace un informe sobre cómo está la situación. Ellos han tenido 40 días para limpiar, que fue por lo que pusieron el recurso contencioso electoral. Hemos encontrado muchas cosas que, según la primera impresión, deben acabar en la Fiscalía Anticorrupción. P. ¿Qué está revelando el informe sobre las empresas municipales? R. Las han utilizado para vender suelo público escapando al procedimiento legal. Se lo vendían al amiguete al precio que quisieran. Lo mismo que con las obras públicas: se las otorgaban a una empresa municipal y ésta a su vez la subcontrataba a quien a ellos les daba la gana. Son un verdadero desastre, un caos que raya la ilegalidad. Si estos señores han montado un Ayuntamiento paralelo a través de las empresas y las han tenido cuatro años fuera del control y la fiscalización es porque tenían algo muy importante que ocultar. P. ¿Y la economía? R. Estamos haciendo un estudio económico financiero para hacer un plan de saneamiento económico, porque las arcas municipales estaban paupérrimas por la pésima gestión de estos señores. Calculamos que hay entre 15.000 y 20.000 millones de pesetas de deuda, con las de Hacienda y la Seguridad Social. Y eso en cuatro años que han sido fabulosos desde el punto de vista económico. P. ¿Teme, como dice Gil Marín, que los inversores abandonen Estepona?. R. Los inversores no han venido aquí porque estaba Gil, sino pese a que Gil estaba. Fíjese si era buena la situación económica y es atractiva Estepona que han venido aún estando él, que ahuyenta a cualquier inversor, a excepción de las empresas de amiguetes que vienen a su calor para la obtención de privilegios. Pero los demás están encantados porque saben perfectamente que somos un gobierno democrático, capacitado y que vamos a tener el respaldo de la Diputación, de la Junta y del Gobierno de la nación. Ellos estaban aislados y lo tenían que hacer al estilo oeste. P. Debe ser complicado mantener la estabilidad habiendo cuatro partidos tan dispares en el gobierno. R. Estamos actuando como si fuéramos un sólo grupo político porque es un compromiso para trabajar por un fin, que es Estepona. Estamos trabajando en conjunto y respetando la autonomía. Pero son los propios concejales los que no quieren esa autonomía y desean compartir con el resto sus decisiones. El pacto es un pacto sólido, estable y duradero. Gil no va a volver a gobernar aquí: el pueblo tiene la lección aprendida. P. ¿En qué van a notar los ciudadanos el cambio de gobierno? R. En primer lugar, en la actitud. El Ayuntamiento de Estepona tiene sus puertas abiertas a sus legítimos dueños, que son los ciudadanos, y que pueden acceder a él sin ningún tipo de ocultismo ni tabú como ocurría antes. La transparencia es otra cosa, el ciudadano tiene derecho a saber de dónde se obtienen los ingresos del Ayuntamiento y en qué se gasta la última peseta.
