Más simpáticos que los griegos
Compartimos el Mediterráneo, la sangre latina, la tez morena, la dieta multicolor, las ensaladas aliñadas con aceite de oliva... pero a la hora de acoger al visitante extranjero, los valencianos somos más simpáticos que los griegos. Al menos eso es lo que opina el estudiante Giorgos Tsimpiropoulos, que se muestra encantado con la amabilidad de la gente que ha encontrado en Alicante. Pero Giorgos no siempre había tenido esta buena impresión de los españoles. Cuando iba a venir le dijeron que éramos sucios y que nuestro mar iba en consonancia con ello. "Ahora no creo que sea verdad", señala. Giorgos no encuentra apenas diferencias entre Grecia y la Comunidad Valenciana que vayan más allá de una mejor disposición del valenciano a recibir al extranjero. "Todo lo que tengo en Grecia puedo encontrarlo aquí", afirma. Ahora bien, aunque reconoce el legado cultural y patrimonial que pervive aquí, destaca que el interesado en visitar ruinas y en rastrear los vestigios de la historia antigua debería elegir Grecia como destino. La hermana de Giorgos había visitado la Comunidad Valenciana y le había transmitido una buena impresión. "Decía que era un lugar en el que se puede vivir y también muy adecuado para visitarlo en vacaciones, porque tiene muchas cosas que ver", cuenta. "Tenía ganas de venir y he comprobado que lo que decía mi hermana era cierto", añade. Pero una cosa es pasar una temporada y otra vivir. Pese a las bonanzas que Giorgos encuentra en la Comunidad Valenciana, hay un obstáculo que le costaría salvar para fijar aquí su residencia, y es la religión. "Nosotros somos ortodoxos y para mí sería difícil vivir en un país tan católico. Hay muchas cosas que nos separan: las iglesias tienen otra forma, la señal de la cruz la hacéis de modo diferente, tenéis otra opinión sobre Dios y contáis otra historia de Jesús", enumera. Pero son más los nexos de unión que los desencuentros. "El estilo de vida es parecido, los precios son más o menos similares, los bancos ofrecen los mismos tipos de interés para los préstamos y muchas otras cosas", expone. ¿Alguna otra diferencia? "En Grecia se conduce peor que en España". Una cosa que le sorprende a Giorgos son los bronceados intensivos de los valencianos. "Yo en Grecia jamás voy a la playa antes de las seis de la tarde. No se me ocurre ir a mediodía, hace demasiado calor". Sin embargo, ha tenido que adaptarse a este horario. Lo que más le gusta. La forma de vida de los valencianos. También está contento de que en la Comunidad Valenciana existan muchos lugares que un extranjero puede visitar, tanto museos como naturaleza y ciudades tan distintas como El Campello y Benidorm. Esa oferta cultural la complementa Giorgos con la nocturna: "La Comunidad Valenciana es ideal para salir por la noche". Concluye que, en general, es un sitio muy bueno para vivir. Lo que menos. Giorgos ha notado que existe reticencia en muchos españoles a aprender inglés. Le saca de quicio que se doblen las películas al castellano. No lo puede entender. Lo que más le chocó al llegar. "Que los valencianos sean tan amables, que te sirvan tan bien, que siempre lleven la sonrisa en la cara y que sean tan graciosos", enumera. Aclara que en Grecia estas virtudes también están generalizadas entre la población, pero la actitud de sus compatriotas no es tan buena como la de los españoles. Cómo nos ve. Siempre dispuestos a ayudar. Gente amable, con mucho tacto y que sabe divertirse por la noche.
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