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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Polémica de 'La Pagoda'

Soy un edificio del barrio de Salamanca (Madrid). Tengo 110 años, aproximadamente, y quiero desde aquí despedirme de un familiar mucho más joven que yo, al que acaban de dejar morir, por muerte súbita, a pesar de su buen estado de salud. Me refiero a La Pagoda.

Cómo podría yo en pocas palabras explicar la muerte que se me ha asignado. Dicha muerte es triste, lenta, especulativa, y todo gracias a la desidia intencionada. Soy un edificio protegido. El mejor recurso, recurrir al tan socorrido expediente de ruina (14 años luchando y padeciéndolo) para así firmar mi sentencia de muerte a la vez que alargar mi agonía y posterior fallecimiento.

Yo he tenido la gran suerte de no haber desaparecido antes, a pesar de que quedan pocos inquilinos, gracias a que hace 23 años apareció una inquilina que, llena de ilusión, fuerzas y ganas, alquiló un piso, lo rehabilitó (con su dinero) y lo acondicionó. Pero hete aquí que al poco tiempo empiezan a hacerle la vida imposible (comprobable) y, posteriormente, presentan expediente de ruina (ella no le comunicaron la intención al firmar el contrato de arrendamiento). Pues bien, no existe ruina, no la ha habido, ni la habrá (comprobable).

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Quiero retomar el tema de esta inquilina, que ha sido mi tabla de salvación a pesar de causarle muchos problemas la actitud que adoptó conmigo. Si había una gotera, se quejaba, venían y cambiaban la teja (sí, sí, sólo una, claro), pero eso se convertía en un arma contra ella. Como habita en el último piso, hizo de paraguas y no me hundí antes, así acabó mi otro familiar, el edificio de la calle de Juan Bravo esquina a Lagasca, hoy ya solar, por no hablar de tantos otros. Ella sigue luchando a pesar de estar pasándolo muy, muy mal, y aun así ella siempre me anima a que no decaiga y me protege e intenta solucionar los muchos otros problemas que surgen.

Y ya para acabar, la pregunta del millón: ¿por qué Urbanismo y el Ayuntamiento no se ponen en marcha de una vez y actúan con el rigor, seriedad, honestidad y contundencia que estos temas requieren, obligando a los propietarios a que rehabiliten, ya que con esa actitud pasiva es como realmente surgen las ruinas y posteriores problemas?

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