FINANCIACIÓN AUTONÓMICA El efecto bumerán
El PP ha hecho el análisis de situación propio de los periodos electorales. Ha llegado a la conclusión de que en Andalucía lo tiene difícil. Además, son conscientes de que ellos han sido su propia oposición. En el seno de su sanedrín han valorado que no reconocer 400.000 andaluces les va a costar más de un millón de votos: tres votos menos por cada andaluz que no cuenta en el censo. Vamos, la multiplicación de los panes y los peces. Cada peseta que se han ahorrado con la no actualización del censo, los andaluces se la van a cobrar a tanto el voto menos. Y en el ronroneo de su análisis, deciden, a tres meses de las elecciones andaluces, emprender una campaña para contrarrestar el efecto del "censo letal". Nada que objetar al legítimo derecho de defensa electoral. Los técnicos de la publicidad política tienen que justificar sus buenos sueldos. Pero hay que hacer algunas matizaciones en este juego de cifras y algunas precisiones que aportar para la reflexión política. Hablamos sobre la génesis del desajuste presupuestario en las comunidades autónomas (CC AA). Ello se refleja magníficamente en la declaración de la renta, cuando hay que actuar de una forma diferente según la comunidad española en la que viva. Ya tenemos CC AA con diferente régimen fiscal. Ya tenemos CC AA con el 30% de recaudación del IRPF. Ya tenemos CC AA que sólo recaudan el 15%. Ya tenemos de todo, menos un Estado serio, creíble, solidario. ¿Podría alguien explicar por qué en realidad se modificó el sistema de financiación? ¿Fue para favorecer a Pujol? ¿Fue su exigencia? ¿Ha sido el precio del apoyo? ¿Andalucía tenía que aceptar el chantaje de entrar por las puertas de la exigencia de Pujol o por la debilidad de Aznar? ¿Los 26.000 millones de los que alardea el PP que ha perdido Andalucía es el precio que se ha tenido que pagar por no aceptar el chantaje de "o por aquí" o "te enterarás"? ¿Qué hubiera pasado si los 26.000 millones los hubiera perdido Pujol? ¿También hubieran puestos páginas de publicidad en La Vanguardia? El resumen de este desastre es el siguiente: no se puede jugar con la financiación como si fuera una quiniela. La financiación de un modelo de Estado no es la primitiva. Los andaluces no podemos depender de apostar a ciegas por un modelo o por otro. El Gobierno central no puede jugar a la ruleta rusa con los dineros públicos. ¿Se imagina el PP lo que hubiera ocurrido en Europa si dependiera de la elección de un modelo de financiación que España pudiera recibir 100.000 millones menos o más? La verdad es que el Gobierno español hubiera denunciado y exigido que el dinero de los ciudadanos y para los ciudadanos no es para hacer inversiones de "renta-variable". Andalucía ni ha perdido ni ha ganado 26.000 millones. Ése no es el debate. No se puede trabajar sobre las consecuencias de una disyuntiva política. Hay que ir a las causas, al origen de estas desigualdades. El modelo político de financiación que posibilita que una comunidad gane o pierda según su elección a ciegas, basado sólo en la fe de ser o no aliado de gobierno, es un modelo perverso del que sólo es responsable su impulsor y así lo harán saber los electores. Apúntese en su debe el Gobierno del PP todo el rosario de acciones que dice se podían haber hecho en Andalucía. Es al Gobierno central a quien hay que imputarle el débito. No son los sistemas los que fallan, sino quien plantea diferentes caminos de acceder a lo que es justo, a lo que corresponde. Y el censo de los andaluces no reconocidos y de los miles de millones que ello ha podido suponer de pérdida para esta tierra del sur, habría que hacer unas brevísimas consideraciones. Si ello supone un ingreso no percibido de 43.000 millones desde 1996, en estos cuatro años serán 172.000 millones. Si a ello sumamos los 26.000 millones que la propaganda del PP -¿cómo, dios mío, se puede hacer publicidad con la necesidad de un pueblo para machacar al adversario político?- dice que se pierden anualmente, y siendo este sistema perverso, el aplicado en cuatro años serán 104.000 millones. Y por eso la pregunta del millón -en este caso de los muchos millones- será: ¿cómo puede un pueblo soportar que entre la suma de un ilógico, injusto, tergiversado, insolidario y maquiavélico sistema de financiación por una parte, y la falta de reconocimiento de miles de andaluces, por otra, se deban de las arcas centrales más de un cuarto de billón de pesetas a los andaluces? Estas cifras, traducidas al campo de lo real y por utilizar los mismos precios del PP, vienen a significar diez veces más de lo que se dice se podía haber hecho. Diez veces más, con un débito real de 276.000 millones con los que podríamos hacer algunas cosas. En Andalucía no nos interesa saber cuánto dinero no ha llegado. El anuncio de página completa tenía que haberse hecho para poner cuándo va a llegar lo que se deba a Andalucía. Cuándo llegará la deuda histórica. Cuándo llegará el reconocimiento del censo. Cuándo llegará el sistema justo de cohesión social con una financiación homogénea al margen de las alianzas políticas o las ayudas a los amigos. Y es que la mayoría de las veces, las estrategias de la desesperación terminan convirtiéndose en el efecto bumerán que golpea con fuerza a quienes lo lanzan sin saber que siempre vuelve a su destino golpeando por el sitio más inesperado y que, en este caso, con toda seguridad, será en las urnas del próximo otoño.MANUEL LUIS MARTÍN MORENO
Manuel Luis Martín Moreno es miembro del comité de UGT Andalucía.
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