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"Corro para saber hasta donde puedo llegar"

Diego Torres

El universo del atleta es rojo ladrillo y lo trazan ocho líneas blancas, nueve calles para lanzarse a correr. Una pista de atletismo por la que circulan fantasmas y hombres de carne y hueso, como él, sus amigos (como Fermín Cacho) y sus adversarios (como el marroquí Hicham el Guerrouj, récord mundial de 1.500). Alza la vista y espía a través de sus cejas, furtivamente, antes de hablar. Da respuestas viscerales. Las palabras son un límite. El universo de Reyes Estévez es territorio de acción.Pregunta. Piense en alguien que no sepa de atletismo, ¿Cómo le explicaría su trabajo?

Resupesta. A esa señora yo le diría que mi profesión es correr carreras. Es un deporte duro. Y como no está bien pagado, hay que procurar mantenerse mucho tiempo en la cima.

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Corredor de medio fondo,

P. ¿Por qué sólo participa en carreras de 1.500 metros?

R. Desde que empecé, es la prueba que más me atrajo. Dura tres vueltas. Es una carrera muy táctica; se corre con la cabeza, estudiando a tus rivales. Tiene un principio, un desarrollo y un final. Como un libro. Con codazos, con una lucha permanente por ocupar la posición correcta en el pelotón, con encerronas y escapadas. Te preparas para el sprint final. Y es emocionantísimo. La última vuelta es muy dura y hay que saber... hay que saber sufrir. Hasta corriendo se te pone la piel de gallina.

P. ¿Su preparación implica una reclusión casi monástica?

R. Vivimos como monjes... Pero tampoco es para tanto. Cuando me apetece hacer una cosa, la hago siempre y cuando sea el tiempo de hacerla. Si un día quiero comerme un chuletón, voy y me lo como. Pero una semana antes de un campeonato del mundo no puedo.

P. ¿Cómo supo que dedicaría su vida al atletsimo?

R. Estudiaba automoción, segundo de FP. Soy un apasionado de la mecánica. Sobre todo de los coches. Me encanta la fórmula 1. Veo un Ferrari y me impresiono... No me había planteado ser un profesional. Entrenaba una vez a la semana. Hasta que hice 8,19 de cadete, con 16 años. Era un marcón, récord europeo, y sin entrenar casi nada. Cuando lo vio, la Federación me propuso entrar al Centro de Alto Rendimiento.

P. ¿Se ha preguntado cuál es su propósito cada vez que comienza la jornada de entrenamiento?

R. Este deporte me ha dado todo en esta vida. Corro para saber hasta dónde puedo llegar. Quiero saber dónde está mi límite.

P. ¿Podrá alcanzar a El Guerrouj algún día?

R. Yo tengo 3,30 minutos, y El Guerrouj, 3,26, y la gente te dice: "¡Pero si lo tienes a cuatro segundos!". En atletismo cuatro segundos son una eternidad.

P. ¿Qué opina del talante soberbio de El Guerrouj?

R. A El Guerruj le gusta decir fantasmadas como que sólo puede batirle el cronómetro, y cosas de ésas. Pero lo cierto es que me tiene un poco de miedo, sobre todo en carreras tácticas.

P. ¿Qué importancia tiene la psicología en su trabajo?

R. La mente abarca un 80% de la capacidad de un atleta. Si no tienes la motivación ni el valor de ir adelante en una carrera, nunca vas a lograr nada.

P. ¿Sueña con carreras?

R. Una vez soñé que estaba en una carrera y rivales que en teoría no me podían ganar me sacaban mucha distancia. Yo resbalaba, quería ir con más fuerza, pero no avanzaba. Fue antes de un campeonato de España y el sueño me dio miedo. Al despertar me surgió la duda: "¿Y yo por qué he soñado esto? ¿Será que realmente estoy mal?". Me sirvió para mantener la tensión antes de la carrera. Ese campeonato lo gané

P. ¿Cuál es su fuente de ingresos?

R. Mis mayores ganancias vienen de mi patrocinador, Adidas. Luego recibo dinero de la beca que concede la Federación Española de Atletismo [las becas oscilan entre las 400.000 pesetas y los cinco millones y medio al año], y en tercer lugar están las reuniones, que serán unas diez por temporada si estás bien físicamente.

P. ¿Considera injusto el reparto de becas?

R. Se relaciona directamente a los resultados deportivos. Es un criterio ingrato, porque si te lesionas y no puedes correr en toda la temporada, ya puedes ser un campeón del mundo que al año siguiente casi no te ayudan.

P. ¿Se arrepiente de no ser futbolista? Sería millonario.

R. Si me dicen que hubiese sido igual de bueno que en atletismo, me habría arrepentido. Pero tampoco lo intenté. Vengo de una familia humilde y en el fútbol hay bastantes enchufes.

P. ¿Por qué el atletismo es un deporte tan practicado por la clase media-baja?

R. También lo han practicado los aristócratas, como el inglés sir Sebastian Coe. Hubo un momento en que corría gente de todas las condiciones, hasta que los adinerados vieron que no podían contra los humildes, que venían más preparados para competir en un deporte de sufrimiento; entonces se fueron al tenis, al golf o a la fórmula 1. Para ser atleta no necesitas nada: pagarte una ficha de 3.000 pesetas al año y correr. Ahí tienes las montañas y las carreteras. Gebreselassie [actual poseedor del récord mundial de 5.000 y 10.000 metros] salió de la pobreza total; iba al colegio descalzo, todos los días, 20 kilómetros para ir y 20 para volver. Y ahí está el resultado. El cuerpo se le ha adaptado, y no se cansa.

P. ¿Su familia tiene algo que ver en su profesión?

R. Mi padre practicó el boxeo; de atletismo, nada. Nació en Extremadura, y mi madre es gallega, ama de casa. Yo y mis dos hermanos somos catalanes. Pero no soy un fanático, ni un independentista. No me quiero meter en esa política.

P. ¿Tiene fe en algo más que en sí mismo?

R. De pequeño he pensado que hay un Dios. Era campeón de Europa sin entrenarme y tenía unas cualidades que otros no tenían. Pero tampoco tengo nada que agradecer. Ésta es una vida muy dura. Me acuesto todos los días con las piernas hechas polvo. Creo que cada uno se labra su futuro.

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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