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Un "halcón" hijo y nieto de policías

La casi segura llegada de George Robertson a la cúpula aliada significa el retorno de la OTAN a la normalidad. El ministro de Defensa del Reino Unido parece más dotado de las cualidades tradicionales que han adornado este cargo -lealtad a la causa, pasión, agresividad militar, escasa proyección política- que de los tintes diplomáticos y forjadores de consenso de sonrisa en abrazo que ha representado la etapa de Javier Solana. Robertson, un completo desconocido en Europa hasta que empezó la campaña aérea de la OTAN en Yugoslavia el 24 de marzo pasado, se hizo famoso por su agresividad contra Slobodan Milosevic en las ruedas de prensa casi diarias que ofreció desde Londres para el mundo. Su agresividad de entonces le convirtió en el halcón de su Gobierno y en el más duro ministro de Defensa de la Alianza. Un halcón que entonces hacía parecer paloma al jefe supremo aliado, el general Wesley Clark. Hijo y nieto de policías, este escocés nacido un 12 de abril de 1946 en Port Ellen, en la isla de Islay, casado y padre de tres hijos, centró los primeros años de su carrera política en los asuntos escoceses, hasta que el Partido Laborista le nombró portavoz para asuntos europeos y de la defensa. La aplastante victoria del nuevo laborismo le llevó a la cartera de Defensa, donde ha sido aplaudido por su visión estratégica en la reforma de las Fuerzas Armadas británicas. Aunque diputado desde muy joven, políticamente adscrito al ala derecha del Partido Laborista, su hoja de servicios no impresiona. George Robertson "no es un intelectual político o militar, sino un compañero en quien confiar durante la batalla", según la definición que de él ha hecho el diario The Guardian, cercano a los laboristas. Se declara políticamente interesado por los asuntos escoceses y constitucionales, los asuntos internacionales y Europa. Su principal afición es la fotografía.

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