Tres toros y tres espadazos
Los toros de Victorino Martín no dieron demasiado buen juego en el caballo. Sin embargo, mal que bien, para la muleta sirvieron todos, en especial el primero, el segundo y, muy especialmente, el cuarto. Dieron espectáculo. Estos toros obligan a pensar a los toreros, cosa que no sucede habitualmente con los toros que se lidian por esas plazas, que no requieren demasiada sabiduría. Tal vez el sexto toro de la corrida era el menos parecido a lo que distingue la marca de la casa. Hay que reprocharle no sé a quién que el primer toro saliera con dos pitones que parecían un cuarto de la porra de un guardia. Sin puntas, fue una carcajada de pitones. Ya se sabe que un toro con cuernos desmochados es como un velero sin timonel. Destaquemos los tres espadazos que dieron cada uno de los toreros. Caballero a su primero, Pepín Liria a su primer toro y Uceda Leal al último de la corrida. El de Uceda fue el mejor espadazo de los tres, por su ejecución y maneras perfectas de entrar a matar. Manuel Caballero estuvo muy torero a lo largo de toda la tarde. A su segundo, que fue el mejor toro de la corrida, le dio cuatro tandas de naturales con suma largura y hondura. Si llega a matar bien, le dan las dos orejas. Realmente, en ese cuarto toro de la corrida, Manuel Caballero estuvo como el diestro que siempre el aficionado le ha considerado. La cabeza la tiene bien puesta, sabe tocar a los toros, sobarlos, y hacer el toreo puro cuando el animal va presto al cite, tal como ocurrió con ese cuarto comentado. Toreo vibrante Pepín Liria estuvo como es habitual en él: con un toreo vibrante, entregado, valiente, fajándose con sus dos toros. Sin duda, esta clase de toreros, aunque no sean un dechado de pureza, tienen tanta entrega, dejándose la piel en cada pase, que al final los públicos acaban reconociendo esos argumentos de valor. Uceda Leal está pidiendo a gritos un sitio en el toreo. Trata de hacer las cosas con mucho fundamento y seriedad. A su primer toro lo toreó primorosamente con las dos manos, destacando las series de naturales, en las que mostró muy buena calidad. En su segundo estuvo por encima del toro. Cuajó una faena muy meritoria. Con esas credenciales, el sitio de excepción se lo va a ganar muy pronto. Porque hace el toreo de siempre, poniendo la muleta al toro adelantada, bien planchada, llevándole templado y sacándolo del sitio. Torea muy bien con las dos manos. Es posible que con la zurda sea mejor todavía que con la derecha. Trata de hacer las cosas con limpieza, sin trucos, buscando el toreo puro. Viene a ser un viento fresco entre tanto pegapasista que pulula por el planeta de los toros, y muy marcadamente practicado por unas cuantas figuras del toreo. Hubo un momento que empezó a torear y se echaron a volar las palomas, ya se sabe que no todo lo que vuela vuelve al nido. La corrida no estuvo bien picada, en banderillas hubo poco que destacar. No fue una tarde donde los hombres de plata estuvieran demasiado felices. Quede en el recuerdo de la tarde esos tres toros de los que hemos hablado, los naturales de Caballero y Uceda Leal, y los tres espadazos que fueron gloria bendita.
Victorino / Caballero, Liria, Uceda Toros de Victorino Martín, cómodos de cabeza, excepto el 4º; dieron buen juego 1º, 2º y 4º; 3º y 6º cumplieron; el 5º manseó; en general blandearon
Manuel Caballero: estocada (oreja); ladeada (petición). Pepín Liria: estocada (oreja); caída, descabello (aviso), cinco descabellos (ovación). Uceda Leal: media, pinchazo, media (vuelta al ruedo); estocada (oreja). Plaza de Azpeitia, 1 de agosto. 3ª y última de feria. Lleno.
Babelia
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