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El canciller alemán critica a Lafontaine mientras éste persiste en su silencio

Pilar Bonet

El canciller federal alemán, Gerhard Schröder, ha criticado abiertamente al ex presidente del SPD y ex ministro de Hacienda Oskar Lafontaine, por primera vez desde que éste dio el portazo y renunció a ambos cargos sin dar explicaciones en marzo. Las críticas, contenidas en una entrevista que publica mañana el semanario Der Spiegel, tienen como telón de fondo la creciente polémica en el interior de la socialdemocracia alemana entre los partidarios del nuevo centro (la versión alemana de la tercera vía británica) y los defensores de una línea más tradicional, en la que se inscribe Lafontaine. El ex dirigente del SPD guarda hasta ahora silencio sobre las causas de su dimisión y está recluido para escribir un esperado libro autobiográfico que aparecerá el próximo otoño. Schröder ha dicho a Der Spiegel que no teme la publicación del libro y ha advertido que "nunca estuvo bien que alguien se vaya y se dedique a echar piedras a los que hacen el trabajo duro". Schröder puso en duda que, de haber continuado Lafontaine en su puesto, el Gobierno rojiverde hubiera podido emprender las reformas estructurales que impulsa Hans Eichel, su sucesor al frente del Ministerio de Hacienda. Según el canciller, Lafontaine hacía de vez en cuando propuestas de envergadura "de forma visceral". Como ejemplo, Schröder se refirió a un nuevo esquema para financiar el seguro de desempleo en Alemania, que Lafontaine hizo sin consultar a nadie en el Congreso del SPD que se celebró después de las elecciones de septiembre de 1997. Las reformas estructurales, sobre cuya envergadura y consecuencias discute el SPD, son una herencia de la época de Helmut Kohl y deben realizarse, según Schröder, "en parte contra nuestra clientela". En su relación con Lafontaine, Schröder se hace a sí mismo el reproche de haber aceptado compromisos "que uno no debería haber aceptado". El canciller alude a las obligaciones que comportaba la relación entre él y Lafontaine. Éste había fracasado ante Kohl en su deseo de ser canciller de Alemania en 1990. "Yo fui el canciller que él había querido ser", señala Schröder, que atribuyó a su sentido de la "lealtad" el haber aceptado los compromisos que ahora lamenta. Como ejemplo, Schröder cita el enfrentamiento entre el Bundesbank (la entidad emisora alemana) y Lafontaine. El canciller asegura que siempre consideró "estúpido" ese enfrentamiento que Lafontaine no podía ganar, aunque "nunca dije nada". La polémica hacía referencia a la necesidad de bajar o no los tipos de interés. Schröder afirma no conocer hasta ahora el motivo de la decisión de Lafontaine y ha recurrido a un mediador para entablar un diálogo. El ex ministro lo ha rechazado hasta ahora, tras asegurar que "necesita tiempo".

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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