_
_
_
_
Tribuna:AUTOMOVILISMO Gran Premio de Alemania de Fórmula 1
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El "efecto Schumacher"

Los reiterados errores del equipo McLaren-Mercedes desde que su enemigo principal, el piloto de Ferrari Michael Schumacher, se quedó en el dique seco tras el grave accidente que sufrió en el Gran Premio de Gran Bretaña, sólo tienen una explicación psicológica: su dependencia estratégica del piloto alemán. La ausencia de Schumacher, unida al descaro y la irreverencia del irlandés Eddie Irvine, ha conseguido poner nervioso al equipo más gélido e impenetrable de la fórmula 1, al que tal vez habría que recomendarle una sesión colectiva en el diván del psicoanalista, un psicodrama en toda regla para superar la sensación de orfandad que les agobia al haberse quedado sin su punto de referencia. Mientras tanto, en Maranello, en el feudo de los bólidos rojos, el párroco don Alberto mandó ayer que repicaran las campanas para celebrar el doblete conseguido por Ferrari en Hockenheim y el salto de Irvine a la cabeza del campeonato. También en Italia el efecto Schumacher ha tenido mucho que ver con lo que está sucediendo, porque ahora empieza a quedar claro que la dependencia que el equipo más emblemático del automovilismo había desarrollado con el genial alemán pesaba, tal vez, más de la cuenta y limitaba las posibilidades de un equipo que lo tiene todo para ser campeón del mundo pero hace 20 años que no lo consigue. Hay que decir que los dos últimos grandes premios eran, sobre el papel, favorables a los bólidos plateados con motor Mercedes, un pronóstico que asumía el propio Schumacher, convaleciente en Suiza. Pero ahora todo ha cambiado. Pasado ya el ecuador del campeonato, lo menos que puede decirse es que ésta es la temporada de las paradojas. Desde la inesperada eclosión de Irvine, ya vencedor en el primer gran premio del año, hasta la peripecia vital del otro finlandés, Mika Salo, dejado en la cuneta, en el último momento, por el equipo Arrows; repescado por BAR, mediada la temporada, sin pena ni gloria, y reconvertido en el héroe de Ferrari que cede la primera plaza a su compañero en beneficio del equipo. Aunque, para paradoja, la de los dos pilotos españoles. El teórico número uno, Pedro Martínez de la Rosa, se desespera intentando hacerse notar con un coche que, como él mismo reconoce, ya ni siquiera va a evolucionar en lo que resta de temporada. El punto que arrancó en Australia será todo lo que saque de un año maldito. Por no mencionar el hecho de que cuando Damon Hill anunció su intención de retirarse, hace unas semanas, quien hubiera heredado el Jordan, el coche más competitivo del campeonato a excepción de los McLaren y Ferrari, hubiera sido él de haber seguido como piloto probador de esta escudería. Todo lo contrario debe sucederle a Marc Gené, llegado a la fórmula 1 casi de rebote, en el último momento, al equipo cenicienta, Minardi, y que ahora se permite el lujo de pelear entre el grueso del pelotón y acabar un gran premio sin ser doblado, además de impresionar durante los entrenamientos y ganarse la condición de primer piloto de su equipo sin dejar lugar a dudas. Así, mientras unos suben o se revalorizan, como el hispanoalemán Heinz Harald Frentzen, otros decepcionan, como Jacques Villeneuve. El mercado de pilotos, ahora en plena ebullición, de buen seguro tomará nota de los cambios de cotización.

Más información
Irvine rompe el Mundial

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_