"Mi música es sanadora, unificadora, armonizadora; transforma a la gente"
Desde hace unos años, Carlos Santana (Jalisco, 1947) se sentía mortificado: sólo se escuchaba la música de Santana en esas radio-fórmulas dedicadas a temas clásicos del rock; sus nuevas grabaciones pasaban inadvertidas. "Mis hijos tenían que explicar a sus compañeros que yo no me había retirado", comenta ahora. Decidió arreglarlo fichando con Arista Records, compañía fundada y dirigida por Clive Davis, el ejecutivo que contrató a Santana en 1969, el mismo año que el grupo explosionaba en el festival de Woodstock. Así ha nacido Supernatural. El nuevo disco de Santana se ha grabado siguiendo el mismo esquema que Davis aplica a Whitney Houston y a sus principales figuras: abundancia de productores de éxito para garantizar la variedad y, dado que Carlos es un guitarrista que no canta, numerosos artistas invitados, que él invariablemente describe como "hermanos".Así, la relación con Lauryn Hill y Wyclef Jean, del grupo de rap Fugees, ha generado sendas piezas llamativas: "Muchos raperos samplean mis canciones y me pareció que ya era hora de que yo trabajara en ese estilo. En Supernatural también está Eagle-Eye Cherry, hijo del músico de jazz Don Cherry, con el que yo ansiaba grabar, pero nunca llegué a realizarlo".
El título del disco, asegura Carlos Santana, obedece a que ocurrieron cosas mágicas. "Love of my life está inspirada por Brahms. Acababa de morir mi padre y estuve dos semanas sin oír música hasta que un día encendí la radio y sonaba el Concierto número 2 de Brahms; compuse una melodía y Dave Matthews, que canta allí, terminó la letra, que evoca los 58 años que mis padres vivieron juntos y enamorados".
En el disco, Santana combina las historias románticas -María, María traslada la heroína de West Side story al barrio chicano de Los Ángeles- con mensajes de denuncia. Así, en Migra insulta a la policía de inmigración: "Porque trata a los latinos como basura; desde luego, no del mismo modo que a los canadienses o a los europeos".
Supernatural contiene dos instrumentales: The calling, una colaboración con Eric Clapton, "una invocación similar a las de los hechiceros indios que sanaban a los enfermos y traían la lluvia", según Santana. La segunda canción instrumental, El farol, está dedicada a don José Santana, su difunto padre: "Se ha dicho que mi padre era un mariachi, pero podía tocar música más sofisticada: desde temas de Antonio Carlos Jobim o Agustín Lara a pasodobles. Lo que pasaba es que tenía siete hijos que alimentar y un mariachi siempre se gana la vida en la frontera. Él entendía que mi música no era sólo para divertirse, que mi música sirve para transformar. Santana alimenta el espíritu. Es sanadora, unificadora, armonizadora".
Como parte de su estrategia para acercarse a un público más joven, Santana está tocando en la gira con grupos como Ozomatli o Maná, "que tienen entusiasmo y no han caído en la rutina". Los mexicanos de Maná incluso han aportado una pieza, Corazón espinado, a Supernatural, y uno no puede dejar de señalar lo chocante de una alianza entre músicos con fama de hedonistas y Carlos Santana, tan espiritual: "Yo acepto que ellos, que son jóvenes, se dediquen a los placeres carnales. Después de todo, no es casualidad que hasta los ateos griten "oh, Dios mío" cuando se corren".
Un mensaje divino
Aparentemente, Carlos recibió un mensaje divino cuando empezó esta nueva fase de su carrera: "Me dijo que iba a tener lo mejor en todo, en productores y compositores y técnicos y músicos. Sólo me pidió que tuviera paciencia, gracia y gratitud. Seguí sus instrucciones y creo que hemos logrado un buen trabajo que conectará con la juventud".Sin embargo, Carlos se negó a participar en la última edición del festival de Woodstock: "Me pareció que se hacía por motivos comerciales, no correctos. ¡Yo soy Woodstock, yo represento el alma de Woodstock! Cada concierto de Santana es un poco como Woodstock. Y el actual festival no sirve a los objetivos que me he planteado para el próximo milenio: la música debe contribuir a acabar con la política y la religión organizada. Santana también combate los nacionalismos. Yo no tengo miedo de proclamar que el Gobierno de mi país natal es corrupto. Sé que me criticaron cuando proclamé que mi favorito en el último Mundial de Fútbol era el equipo brasileño, a pesar de participar la selección méxicana. Yo aplaudo la excelencia en el deporte igual que en la música. Para mí, España no es ni un país ni un Gobierno: es la música de Andrés Segovia, Paco de Lucía, Javier Vargas. Yo no adoro banderas, fronteras o carteras".
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