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"Emonumentos"

DE PASADAEn Calviá, Palma de Mallorca, una alcaldesa, la (supongo que no muy) socialista Margarita Nájera ha decidido, nada más acceder al cargo, subirse el sueldo un 70%. Ha pasado de ganar 290.000 pesetas, que no es moco de pavo, a más de 600.000 pesetas... al mes. Eso, mientras por todas partes advierten que si las subidas de los pensionistas van más allá de las 2.000 o 3.000 pesetas, el país se se queda en la ruina. ¡Ay, estos pensionistas! Margarita Nájera debió escuchar en la radio o leer en los periódicos que en Almuñécar, el nuevo alcalde, el ya ex socialista Antonio Rebollo, se había subido el sueldo un 36% y ella no iba a ser menos. Eso sí, no tanto como los concejales de IU y PP en Carmona, que llegaron al 108%. Lo de ser alcalde comienza a ser un verdadero chollo, porque, además de el bastón de mando y el collarín, uno puede subirse el sueldo cuando le dé la gana. ¿Incluirá la alcaldía también la prerrogativa de auto-darse vacaciones? Hace años, un viejo, hablando de un gobernador civil de esos franquistas y de bigotillo, le enumeraba a alguien toda la lista de virtudes y hazañas que había realizado. Luego apostillaba: "Y además, tiene muchísimos emonumentos". Su interlocutor lo corrigió: "Querrá usted decir emolumentos". "No", respondió él. "Emolumentos serían si fuesen unos ingresos normales. Los que él tiene son monumentales". Con los emonumentos de Rebollo y Nájera lo que están consiguiendo las nuevas corporaciones es que la gente se les ponga de uñas y no les pase ni una. Eso es lo que sucedió ayer en Granada con el superconcejal andalucista de Cultura, Turismo y Deportes, Jesús Valenzuela, que tuvo que pedir perdón públicamente a los ciudadanos por haber utilizado el coche oficial para irse el fin de semana de descanso a su pueblo. Prometió que no lo volvería a hacer y que iba a resarcir a la ciudad "con muchas horas de trabajo". Aunque no corresponde a su negociado, podría resarcir a los granadinos presionando para que, de forma inmediata, se arregle una fuente de fresquísima agua que unos gamberros destrozaron hace unos días en la plaza del Triunfo. El tiempo que tarda un alcalde en arreglar una fuente es lo que tardará en arreglar cualquier otro asunto. A ver José Moratalla. Y una fuente en la que poder beber agua... eso sí que es un monumento. JESÚS ARIAS

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