Gustavo Bueno reflexiona sobre el pensamiento español en Pontedeume
El sociólogo José Luis Pintos y el filósofo Gustavo Bueno abrieron el pasado miércoles, ante 220 alumnos, el segundo Curso de Pensamiento Español Contemporáneo Carlos Gurméndez, que se clausura hoy en la localidad coruñesa de Pontedeume.El curso, organizado por las universidades Menéndez Pelayo y de A Coruña, el Ayuntamiento de Pontedeume y el Club de Prensa de Ferrol, está dedicado este año al lema Pensando la política, 60 años después de la guerra civil. Lleva el nombre de Carlos Gurméndez, filósofo, escritor y periodista de EL PAÍS fallecido en 1997, a los 80 años. El filósofo estaba muy vinculado a la vida intelectual de la Galicia democrática y veraneaba habitualmente en Pontedeume.
Gustavo Bueno disertó con buen humor y sentido pedagógico sobre la Esencia del pensamiento español, y, como es habitual en él, no dejó títere con cabeza en su búsqueda de la verdad. Recordó su buena amistad con Carlos Gurméndez a lo largo de muchos años y pasó a analizar lo que puede ser definido como pensamiento español, quitando la paja del grano.
Por exclusión, dejó de lado el pensamiento subjetivo para centrarse sólo en el pensamiento público, histórico, que suele expresarse por escrito. El pensamiento sería, como la filosofía, una actividad más que primaria, que supone otros saberes, los confronta, los pone en duda. Es un saber de segundo grado, que no depende de las ciencias y es crítico. No admite dogmas ni revelaciones.
La filosofía, para Bueno, es universal, como la matemática, y no puede parcelarse. En cuanto al término "español", Bueno lo define "como lo que pertenece a la sociedad española", y no reconoce el nacimiento de lo español hasta el siglo VIII.
José Luis Pintos divirtió al auditorio con la ponencia titulada Recordando, 60 años después de la guerra civil, una visión personal del camino andado por una generación que, como él, nació en 1939 y tuvo que construirse luchando sus propios valores morales frente a lo que contaban la familia, la escuela, la Iglesia y los medios de comunicación del franquismo.
