Ernesto Garzón critica la intervención armada en Kosovo en la apertura de la Universitat d"Estiu a Gandia
El conflicto de Kosovo ha sido para el jurista argentino Ernesto Garzón Valdés un ejemplo "trágico" de intervención en la soberanía de otro país, y de "vehemencia imprudente", según los términos empleados por el filósofo David Hume. "Por solidaridad humana tiene que interesarnos la injusticia en cualquier lugar del mundo", manifestó Garzón, pero "el problema se plantea cuando la intervención es armada ya que sus efectos son difíciles de controlar". Una situación que se ha dado en Kosovo, y que ha propiciado un previsible efecto boomerang, en el que los albanokosovares son ahora los que violan los derechos humanos de los serbios. Ernesto Garzón, catedrático de Ciencias Políticas en la Universidad de Mainz (Alemania) y doctor honoris causa por la Universidad de Valencia, participó ayer en la Universitat d"Estiu a Gandia (UEG) en el curso Las pasiones y la justicia con la conferencia Una lectura de Hume: las pasiones, circunstancias de la justicia. Hasta su exilio en 1973, con la instauración de la dictadura de Videla, Garzón compaginaba su labor docente en universidades europeas y americanas con su trabajo como diplomático en Alemania. En la actualidad, se ha convertido en un referente en el campo de la filosofía analítica y fue uno de los pocos intelectuales argentinos que se opuso a la denominada ley de punto final. En el marco de la UEG, Garzón reflexionó sobre aspectos de la política y el derecho internacional. Frente a las intervenciones por la fuerza, el catedrático defendió actuaciones que conduzcan a cambios en los sistemas totalitarios sin el coste de vidas humanas inocentes. En este sentido, se refirió al boicoteo internacional en Suráfrica, mediante su aislamiento comercial y la prohibición de participar en los Juegos Olímpicos, que acabó on el apartheid. O la política de Carter en el Cono Sur americano, que hizo que las dictaduras de Pinochet en Chile y de Videla en Argentina se fueran debilitando. Garzón fue también el encargado de pronunciar anoche la conferencia inaugural de la UEG, bajo el título Hipocresía y simpatía, en la que habló sobre la "autonomía" y la "heterenomía" del individuo en un estado democrático, que cuestiona el anarquismo. Garzón concluyó que el sistema democrático liberal "tiene un carácter moral, sus leyes también lo tienen, y ninguna ley democrática podría violar la autonomía del individuo".
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